El perdón y la obediencia

El perdón es un regalo de la gracia de Dios que absolutamente no merecíamos. Es la compasión no provocada y el don inmerecido de ser perdonados, para así perdonar a los demás y a nosotros mismos, y reconocer la aceptación incondicional del amor ágape de Dios. Esto nos permite aceptar que hemos sido adoptados como parte de la familia de Dios y que tenemos esperanza para el futuro.

El libro de Efesios 1:4-8 lo dice:

“Dios nos escogió en Él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de Él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado. En Él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia que Dios nos dio en abundancia con toda sabiduría y entendimiento (Énfasis añadido).

Así que, para caminar en obediencia real y genuina para con Dios, y de esa forma reverdecer, hay que también caminar en perdón. Esto se da en tres pasos:

1. Recibir que el perdón es un regalo de Dios.

2. Creer que he sido perdonado.

3. Obedecer Su Palabra cuando me instruye a perdonar a otros.

Si la Biblia dice que en Cristo tenemos perdón de nuestros pecados, Él espera que nos ofrezcamos ese perdón a nosotros mismos. Cuando lo hacemos, podemos sentir el gozo, la alegría y la paz de ser redimidos, perdonados y libertados. Entonces, con esa misma libertad, el próximo paso de obediencia que debemos dar es perdonar a aquel que nos hirió o pedir perdón al que nosotros ofendimos. Cuando hacemos esto estamos apartando, de nosotros y de esa persona, el mal que nos hizo.

Dios está esperando que hoy decidas caminar en obediencia a su Palabra, y en respuesta a su amor, para ser sanado, perdonado y restaurado.

Y como vimos con la parábola del hijo pródigo, Dios se regocija cuando uno de sus hijos, que se había perdido, regresa a casa, recibe su perdón y obedece.

Reflexiona:

En tu momento de intimidad con Dios, toma un lápiz y un papel. Comienza a responder cada pregunta y permite que Él, por su Espíritu Santo, susurre a tu corazón su respuesta para ti.

• ¿Qué podría estar tratando de mostrarte Dios a través de la obediencia?
• ¿Te sientes y crees que has sido perdonado por Dios?
• ¿A qué personas de confianza puedes confesarle tu error y pedir oración para comenzar de nuevo?