Te invito a reverdecer

En la naturaleza, reverdecer significa volver a la vida; la planta que reverdece, literalmente, vuelve a nacer. La vida que una vez estuvo dormida, ahora fluye libremente, comienza a enternecer las ramas y a retoñar. Inmediatamente, del tronco salen las hojas y comienza a dar fruto. Si trasladamos esto a nuestra realidad, así como reverdecer es un nuevo nacimiento para el árbol, cuando reverdecemos tenemos un nuevo nacimiento en el espíritu.

Dios desea que tú reverdezcas en tu interior, y esto sólo puedes conseguirlo por medio de Cristo, ya que, por Su sacrificio, somos redimidos y reconciliados con el Padre. Redimir es el resultado de rescatar al que está o estaba cautivo, pagando una cantidad por ello, y eso precisamente es lo que Jesús hizo por ti y por mí, tal como dice Efesios 1:5-7:

“En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”.

Reverdecer comienza cuando decides perdonarte y perdonar a quienes te hirieron, porque para avanzar en el Reino de Dios, hay que perdonar, soltar y olvidar. El fluir en estos tres principios te llevarán a trascender en Dios. En mi caso, Dios me hizo ir al pasado para sanarlo y superarlo, para, de esa manera, poder reverdecer en Él. Así que, te invito a tomar esta llave de la Palabra de Dios y que, en los próximos días, mientras avanzamos en la lectura de este devocional, puedas avanzar. Declaro que en el nombre de Jesús podrás soltar, perdonar, olvidar y recibir la gracia de Dios, para que tu vida reverdezcas como nunca antes.

El anhelo de Dios es hacer que tú reverdezcas. Solo necesitas rendirte ante la presencia de nuestro Padre Celestial.

“Pero con tan solo sentir el agua crecerá (reverdecerá) de nuevo y le nacerán ramas nuevas” (Job 14:9 PDT).

Reflexiona:

En tu momento de intimidad con Dios, toma un lápiz y un papel. Comienza a responder cada pregunta y permite que Él, por su Espíritu Santo, susurre a tu corazón su respuesta para ti.

• ¿Qué áreas en tu vida entiendes que debes entregarle a Dios para que puedas reverdecer?
• ¿A quién o qué debes perdonar, soltar y olvidar para poder reverdecer?
• ¿Cuándo escuchas la palabra gracia, qué viene a tu mente?