Abrumada por mis bendiciones (Parte 2)Muestra
El Salmo 102 muestra una clarísima imagen, casi humorística, de nosotras como madres en nuestros peores días.
"Pues mis días se desvanecen como el humo". Sí, o pasan volando sin lograr nada o se prolongan y la hora de acostarse no llega lo suficientemente pronto.
"Mi corazón decae y se marchita como la hierba". Las palabras que mi hijo acaba de gritarme duelen más de lo que deberían.
"Hasta he perdido el apetito". Eso es porque cuando fuiste al microondas para calentar tu almuerzo ahora frío, encontraste tu café de la mañana.
"Parezco una lechuza del desierto; [...] parezco ave solitaria sobre el tejado". ¿Cómo es posible que esté tan sola en una casa llena de gente?
"A todas horas me ofenden mis enemigos, y hasta usan mi nombre para maldecir". ¿Cuándo comencé a ver a mis propios hijos como enemigos? ¿Por qué la palabra "mamá" parece tan a menudo una palabra de maldición?
Recuerdo esos días. Incluso recuerdo decir, "¡me gastas el nombre!" Ahora, años después, puedo leer esto y sonreír, pero hubo muchos días en los que me pareció demasiado cierto. Mis hijos se sentían como el enemigo.
Aunque nuestros hijos no son el enemigo, tenemos un adversario muy real. Satanás quiere robarnos la paz y el gozo, matar nuestra influencia y destruir nuestra fe. En última instancia, su objetivo es sacarnos por completo de nuestro papel como esposa y madre amorosa. Debes estar alerta a sus tácticas.
El Salmo 102 da un giro cuando el versículo 12 comienza con “Pero tú, Señor”. Que este sea el clamor de nuestro corazón. Él es fiel y tiene compasión. Responde a nuestras oraciones de desamparo y anhelos, todo por el bien de una generación futura. Sigue siendo el mismo; Sus años nunca terminarán.
¿La razón por la que continuamos? Lee el final del capítulo: “Los hijos de tus siervos se establecerán, y sus descendientes habitarán en tu presencia".
Nuestros hijos no son nuestros enemigos. Son nuestro futuro y el legado de amor de Dios.
Padre, gracias porque hasta en tu Palabra podemos encontrar humor. Hoy te pido ligereza en mi espíritu y que me recuerdes que mis hijos no son el enemigo, sino mi legado. Ayúdame a estar atenta y alerta al verdadero enemigo que está dispuesto a matar, robar y destruir, sabiendo que cuando te llamo, tiene que irse.
Escritura
Acerca de este Plan
Aliento para las madres, de una mamá que crió a sus 7 hijos y vivió para contarlo. Esta es la parte 2 de 12 devocionales de esta serie de Robin Meadows
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