10 días contemplativos en el Padre NuestroMuestra

Padre nuestroque estás en el cielo, santificado sea tu nombre.Venga tu reino. Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

¡Cuán maravilloso es tener a un Dios que vino a la tierra, vivió tu vida y conoce tus debilidades por experiencia propia! ¡Cuánto más reconfortante aun es saber que tienes en el cielo a ese mismo Dios, y que está por encima de todo en esta vida. Es fácil hablar y estar rodeado del concepto de que “las cosas han sido siempre así ”pero en tus oraciones no sucede así. Tus oraciones salen de este mundo y entran en un mundo de perfección, poder y posibilidad. Envías tus oraciones a un Padre celestial y vuelven a ti como una nueva creación aquí en la tierra.

Así que “santificamos” Su nombre. Realmente lohonramos, lo valoramos, lo atesoramos. No es el lugar del cielo lo que hace que tus oraciones sean asombrosas, es la persona que las recibe allá. El nombre de Jesús está sobre todo nombre; en ningún otro nombre hay salvación. Ahora Él está sentado junto al Padre en el cielo y sigue intercediendo por nosotros.

Así que mientras oras hoy “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre,” dedica un tiempo a darte cuenta si tus oraciones parecen ir dirigidas a una persona en la tierra, en vez de ir hacia Dios en el cielo. Quizá, con buena intención, le has dicho a Dioscuándoycómo responder tus oraciones basándote en la forma en que las cosas suceden aquí en la tierra. Transforma eso en una oración al Dios del cielo cuyos pensamientos y caminos no son los mismos que los tuyos. Haz una oración que esté abierta al nuevo poder y nuevas posibilidades del cielo.

También dedícate a descubrir lo que tu corazón santifica de Jesús, de Su padre y del Espíritu. No busques todas las palabras que describan lo que amas de Jesús. Simplemente relájate y deja que tu corazón sienta todo el amor que tienes por Dios. Un sencillo “amén” después de sentirlo, será suficiente.