¿Para Qué Estamos en La Tierra?Muestra

DIA 4 - GENEROSIDAD

“No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.”Gálatas 6:9-10 NVI

Los principios de Dios son inviolables. Una vez que uno de sus principios se rompe en nuestra vida, podemos orar pidiendo que el Señor nos dé valentía para cambiar, pero si aún así no estamos dispuestos a arreglar lo que está mal en ella, seguiremos viviendo los mismos ciclos, hasta que tomamos la decisión de cambiar.

La siembra forma parte de uno de estos principios, y si a ti no te gusta lo que estás cosechando, ¿qué tal cambiar tus semillas?

El apóstol Pablo nos advierte que la siembra no debe ser enfocada en agradarnos a nosotros mismos, pues esto trae destrucción a nuestra vida; todo lo contrario, él nos anima a sembrar de manera que agrade al Espíritu, solamente así, podremos cosechar vida eterna (vs 8). Y aquí es donde entra la generosidad.

En nuestra Iglesia tenemos un principio:¡Dar hasta que duela! parece fuerte, en resumen, es lo que Pablo nos quiere decir. Y aquí no te estoy hablando de dinero, porque la generosidad no tiene que ver con esto. Podemos siempre hacer algo por alguien, por más difícil que sean las circunstancias que estamos viviendo. Los que somos hijos de Dios justo vemos oportunidades en momentos de crisis, no esperamos a que todo esté bien para que podamos empezar a hacer algo. Entendemos que todo lo que tenemos o viene a nuestras manos proviene de Dios, Él nos bendice para que podamos bendecir, somos sus mayordomos. El hecho de ser generosos hace con que nos desenfoquemos de nosotros mismos, ajusta nuestra mirada para que podamos ver las necesidades que están a nuestro alrededor para entonces bendecir, reflejando a Cristo en nosotros.

No estás en este mundo para ti mismo, ¿te acuerdas?

Es cierto que la generosidad puede no ser algo voluntario en nuestra vida, porque los seres humanos no estamos dispuestos a perder; sea dinero, la razón, los seres queridos, las oportunidades, el éxito, la vida. Pensamos siempre en acumular, ganar o recibir algo a cambio cuando hacemos algo. Nos equivocamos cuando pensamos que necesitamos tener todo lo que deseamos para que Dios pueda ser calificado como el Dios en nuestra vida; cuando todo lo que necesitamos es tener un corazón agradecido.

No sembramos hoy para cosechar mañana, hay frutos que los cosecharán tu próxima generación, por eso no te des por vencido, sigue adelante. Entonces ¿qué puedo hacer mientras espero? Muy simple: sigues dando todo, haciendo el bien, contribuyendo, sirviendo sin desmayar. Tienes que estar más preparado para perder, que, para ganar, pues solo así gana el Reino de Dios.

“Tus días aquí sobre la tierra no son muchos, así que úsalos de la mejor manera posible para la gloria de Dios y el beneficio de tu generación.” (William Booth)

Oramos: Por la provisión de Dios con nuestro proyecto de audio-biblias.