El Evangelio Para Cada PersonaMuestra

¿Alguna vez se preguntó qué motivó a Jesús a hacer todo lo que hizo por nosotros? ¿Por qué estuvo tan dispuesto a renunciar a sus privilegios divinos y someterse a la humillación de la cruz? ¿Por qué se molestó siquiera en darnos la buena noticia en primer lugar?

La respuesta que dan las Escrituras es profunda: amor incondicional e inmerecido.

La Biblia nos enseña que Jesús ama a todos como si fueran importantes. Su amor por cada persona lo llevó a renunciar a sus privilegios divinos y tomar forma humana (Filipenses 2:6-8) y lo motivó a entregar su vida como sacrificio por los pecados de las personas (1 Juan 3:16).

Su amor por cada persona es la razón por la cual hay esperanza y un evangelio para cada persona.

¡Jesús ama a todo el mundo como si fueran importantes!

La próxima vez que camine por una calle concurrida o se siente a la mesa en una reunión familiar, deténgase y observe los rostros de quienes lo rodean. Jesús conoce a cada persona por su nombre, conoce sus historias, cuántos cabellos tiene en su cabeza, sus heridas más profundas, sus mayores alegrías. Conoce su potencial, la condición de su alma, y conoce su destino eterno. El amor de Jesús por cada persona es tan poderoso que nada en toda la creación podría separarla de él (Romanos 8:35-39) y es tan grande que la mente humana no puede concebirlo (Efesios 3:17-19).

El inconcebible amor de Jesús por cada persona es la razón por la que el evangelio es para cada persona. Independientemente de lo que sucedía a su alrededor, Jesús siempre encontraba la manera de acercarse a las personas. Amaba a todos como si fueran importantes.

Y nos invita a hacer lo mismo.

Juan escribió que todos los que dicen ser seguidores de Jesús deben vivir como lo hizo él (1 Juan 2:6). Jesús vivió como si todos fueran importantes. Amó a cada persona lo suficiente como para morir, para que todos pudieran conocer su amor y experimentar su gracia. Si Jesús vivió y amó de esta manera, entonces nosotros también debemos vivir y amar a su manera.

Cada persona con la que usted entra en contacto es una persona profundamente amada por Cristo, y él lo invita a amarla también. Lo invita a verla como alguien creado a su imagen, alguien que merece experimentar una relación con él, y una persona para la que hay buenas noticias.

El evangelio es para cada persona porque Jesús es para cada persona.

Aplicación

Dedique un tiempo (10-15 minutos) a meditar sobre el cuadro de Lausana que representa el evangelio para toda persona. En particular, céntrese en la imagen del pescador que echa una red. Intente imaginar que usted está en el lugar del pescador que echa la red. Esta identidad como pescadores de hombres es la que Jesús desea que cada uno de nosotros cumpla (Mateo 4:19).

¿Cómo ha cumplido esta visión de Cristo en su vida? ¿Cómo no lo ha hecho?

¿Qué le impide ver a todas las personas como importantes?

¿Qué persona ha puesto Dios en su camino invitándolo a alcanzarla con el evangelio?

Después de leer las Escrituras, tómese un tiempo en oración para pedir a Dios que lo llene de la misma pasión y amor ardientes que él tiene por las personas.