No Estás LejosMuestra

Un día, Jesús sintió compasión por la gente que lo había seguido durante tres días seguidos sin comer. Entonces, habló con sus discípulos y les dijo que deseaba alimentarlos... a todos. Ese día, había cuatro mil hombres en la multitud. Ellos, preocupados, le dijeron que sólo tenían siete panes.

¿Qué ha puesto Dios en tus manos para compartir a las personas que te rodean?

Cada uno de los discípulos tenía menos de una pequeña barra de pan. Lo que Jesús les pidió, los tomó por sorpresa; sin embargo, corriendo el riesgo de parecer unos tontos, con casi nada en sus manos, tomaron el riesgo y obedecieron a Jesús, repartiendo lo que tenían.

Probablemente piensas que no tienes mucho que dar. Quizá sientes que más bien te falta. Pero hay algo en tus manos, en tu corazón, en tu historia... experiencia, dones y talentos que puedes usar.

Pon atención, seguramente hoy encuentres a alguien que necesite de lo que tú tienes: un minuto para escuchar, una palabra de aliento, una nota de agradecimiento o hasta un simple “Ven a sentarte conmigo”.