El Buen Pastor, inspirado en el Salmo 23Muestra
Dios, nuestro defensor
Bridgette Morris
Solo Él es mi roca y mi salvación, mi refugio, nunca seré sacudido. En Dios descansan mi salvación y mi gloria; la roca de mi fortaleza, mi refugio, está en Dios. Confíen en Él en todo tiempo, oh pueblo; derramen su corazón delante de Él; Dios es nuestro refugio. Salmo 62:6–8
Imagina esto: dos niños sentados en el suelo, jugando felizmente, cuando, de repente, uno de los niños agarra el juguete con el que está jugando el otro, le saca la lengua, y le dice: “chincha rabiña”. El niño, a quien le robaron el juguete, empieza a llorar y, luego, le pega al otro niño en la cara. Ahora ambos niños están gritando, ya ninguno de los dos está feliz.
¿Tienes un recuerdo como este de cuando eras niño, o es algo que le sucedió solo a una niña de seis años llamada Bridgette? Más recientemente, quizá hayas tenido escenas similares con tus propios hijos y te has visto reaccionando de la misma manera en que lo hicieron mis padres: “La próxima vez, me hablas a mí en vez de tomar las cosas en tus propias manos. Yo pude haber manejado esto, pero ahora, los dos están en problemas”. Seguramente, esta es una respuesta típica del ser humano, ¿verdad? Tú me lastimaste; yo te lastimo. Tú me trataste mal; yo te trato mal... ojo por ojo.
¿Alguna vez te has sentido engañado, maltratado, equivocadamente descalificado, mal representado o que no te han escuchado? En esos momentos, la vida que hemos construido (y nuestro futuro) parece estar en peligro. El temor a las carencias puede obligarnos a hacer lo que sea para defender nuestros sentimientos, reputación o inversiones, incluso a expensas de los demás.
Por naturaleza, todos tenemos el deseo de recuperar lo que nos quitaron, pero el Salmo 23 nos indica que podemos hallar en Jesús todo lo que necesitamos; a nosotros no nos falta nada. De la misma manera en que un pastor usa la vara y el cayado para proteger y guiar a sus ovejas, el Señor nos defiende, consuela y guía con su vara y su cayado. Y debido a que Él siempre está con nosotros, no debemos tener miedo a nuestros enemigos ni al futuro. Podemos confiar en que cada situación que enfrentemos está en las manos de Dios porque, sin importar lo que hagan nuestros enemigos para atacarnos, Dios anula esas acciones con su bondad y misericordia, y en que al final, nosotros tenemos victoria eterna.
Las heridas y las ofensas que recibí cuando era niña, sin importar el tamaño, se sentían tan drásticas que necesitaba corregirlas de inmediato. Sin embargo, en el esquema general, ni siquiera recordaba sobre qué estábamos peleando mis hermanos y yo.
Quizá estás pasando por una relación que fracasó y ahora está manchando tu reputación. O tal vez, estás lidiando con una transacción de negocios que no salió bien y te está provocando una pérdida financiera. Lo que sea que estés atravesando hoy es posiblemente mucho más significativo que cuando alguien te quita tu juguete favorito.
Todos hemos tenido momentos cuando el mundo nos ha dicho que nos defendamos o que corrijamos el daño. Sin embargo, cuando nosotros lo llevamos primero ante nuestro Padre celestial, podemos descansar al saber que Él se hará cargo de eso, pero en su tiempo y a su manera. Y, quién sabe, quizás Él te mostrará una manera creativa para resolver las cosas mientras que, a la vez, le compartes sobre el amor de Dios a la persona que te ofendió. O tal vez, Él te pida que confíes en que Él resolverá las cosas con sus manos y no con las tuyas, perdona a la persona que te lastimó y sigue adelante.
Recordar que Dios es nuestro defensor y que esta vida es solo un momento en el tiempo, puede ayudar a que cambiemos nuestra perspectiva sobre lo que estimamos digno de romperle la cara a los demás. Y cuando sintamos que la necesidad de defendernos aumenta, las palabras de David nos fortalecen: “Él es mi defensor; nunca seré sacudido. En Dios está mi salvación y mi gloria; la roca de mi fortaleza y mi refugio están en Dios”.
ORACIÓN
Señor, gracias por ser mi Pastor y mi Defensor. Espíritu Santo, revélame cualquier área donde necesite perdonar a alguien, y sáname de cualquier resentimiento que pueda estar cargando por esa persona. Confío en ti y creo que tú estás obrando todo para mi beneficio. En el nombre de Jesús, amén.
PARA MEDITAR
- Pide al Señor que te revele cualquier área donde estés guardando rencor, tramando venganza o creyendo la mentira de que estás sufriendo escasez por mano de otra persona.
- Decide poner tu confianza en el Señor como tu Defensor y Pastor. Confía en que Él sanará las heridas de tu vida y te guiará a un lugar de libertad y abundancia.
Espíritu Santo, ¿qué es lo que me estás diciendo hoy?
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR
Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. Salmo 23:4
Acerca de este Plan
Jesús es el Buen Pastor, quien provee todo lo que necesitamos. Este devocional de 31 días está centrado en un pasaje de la Escritura que ha sido una fuente de fortaleza, paz y consuelo: el Salmo 23. En cada día del recorrido a través de este salmo tan preciado, tendrás la oportunidad de reflexionar sobre las muchas maneras en que Jesús demuestra su amor y su bondad en nuestra vida.
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