El Buen Pastor, inspirado en el Salmo 23Muestra

Sin temor

 Anna Byrd

“Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.  Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas”. Josué 1:8–9, (NVI)

Si en este momento te dijera: “no pienses en un elefante morado”, ¿qué sucede? ¿En tu mente recibes de inmediato la imagen de un elefante morado? Y si te lo describo como un elefante morado grande, ¿toma aún más forma y vida en tus pensamientos?

Josué 1:8 nos dice que deberíamos meditar en la Palabra de Dios de día y de noche. Pienso que con facilidad espiritualizamos exageradamente la palabra “meditar” porque la escuchamos en la iglesia, pero ¿sabías que ya meditas diariamente? Meditar no es nada más que pensar, contemplar o reflexionar sobre algo. Así que cuando te preocupas por lo desconocido, ¿adivina qué?, estás meditando. Cuando te preocupas por tus hijos, tus finanzas o tu trabajo estás meditando. Decides pensar en algo constantemente.

Cuando concentramos nuestra atención en las cosas o circunstancias equivocadas que están fuera de nuestro control, sentimos estrés, ansiedad y temor. He escuchado esta cita del pastor y escritor Timothy Keller: “La ansiedad es el resultado de un dios falso que se derrumba”. ¡Guau! Piensa en eso por un momento. La preocupación es el temor a lo desconocido, y el temor es básicamente fe en las cosas equivocadas.

Hace varios años, mi antiguo jefe me envió un mensaje pidiendo que nos reuniéramos. Mi mente empezó a acelerarse: ¿Por qué quiere reunirse conmigo? ¿No estoy alcanzando mis metas? ¿Dije algo que no debía en alguna llamada de atención al cliente? ¿Me van a despedir? Allí estaba yo: perdiendo el sueño, comiendo todo lo que había en mi alacena a causa del estrés y poniendo mi fe en el temor. Cuando finalmente llegó nuestra reunión, mi jefe dijo que quería darme una promoción a otro cargo para el cual yo, sinceramente, no pensaba estar calificado. El resultado fue completamente opuesto a lo que había estado meditando toda la semana.

Si hubiera confiado en los planes buenos que Dios tiene para mí, no habría tenido dudas sobre ese correo, sin importar el resultado. Verás, Gálatas 5:6 nos dice que la fe obra por medio del amor. Cuando sabemos que Dios nos ama, es mucho más fácil creer que Él hará lo que es mejor para nosotros. Adicionalmente, el salmo 23:4 nos indica que nosotros nunca debemos temer. ¿Por qué? Porque nuestro Buen Pastor está siempre con nosotros y de nuestro lado.

Mi ejemplo personal podría parecer pequeño, pero cada vez que nos enfrentamos a lo desconocido: presiones financieras, un informe médico malo, un matrimonio roto, infertilidad, disfunción familiar recibimos una oportunidad, ya sea para poner nuestra fe en el temor o para ponerla en el amor perfecto de Dios. Me encanta lo que Jesús dice en Mateo 7:11 (NVI): “Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!”. Escojamos hoy soltar las cosas que no podemos controlar y poner nuestras preocupaciones, ansiedades y temores en las manos fuertes y capaces de Dios.

ORACIÓN

Padre celestial, tú me amas. Ayúdame a creerlo cada día. Te entrego todas mis preocupaciones, ansiedades y temores. Perdóname por tratar de resolver las cosas con mis propias fuerzas y por no confiar en que tú tienes el control y en que quieres lo mejor para mí. A medida en que lea y reflexione en tu Palabra, aumenta mi fe en tu amor perfecto.

PARA MEDITAR  

• Pide al Espíritu Santo que te ayude a identificar aquello a lo que le estás prestando atención y que te está robando la paz. Anota esas cosas y, luego, escribe lo que el Señor opina de ellas.  
• Reemplaza los pensamientos negativos con la verdad de la Palabra de Dios. Memoriza y medita diariamente en los versículos que te damos para que aprendas más o en otros que hablen de lo que te está provocando temor. Considera escribir los versículos en fichas y ponlas en algunas partes de tu casa y en tu vehículo. 

Espíritu Santo, ¿qué es lo que me estás diciendo hoy?

VERSÍCULO PARA MEMORIZAR

Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. Salmo 23:4