¿Alguna vez te has preguntado por qué? Muestra

¿Te preguntaste alguna vez por qué Dios no parece ser equitativo?  

Ayer vimos que a pesar de que no siempre entendemos lo que Dios hace, podemos confiar en lo que Él nos dice que es. Pero, ¿qué sucede cuando Dios no parece equitativo? 

Ejemplo, ¿cómo puede ser equitativo que haya gente con tantas oportunidades debido a su estatus financiero, su posición familiar y el lugar donde nació? En la vida hay situaciones en que podríamos preguntar: ¿es justo esto? ¿Cómo permitió Dios que sucediera? 

Buena pregunta, pero hay algo más que recordar: Dios no es equitativo al darnos lo que merecemos. Él es Bueno. 

Si Dios fuera equitativo al darnos lo que merecemos, sería terrible para nosotros. Debido a que Dios es Perfecto y Santo en todo, Él no puede asociarse con el pecado. Así dice Romanos 3:23, todos hemos pecado y no alcanzamos el estándar de Dios. 

Si Dios fuera equitativo en este sentido, no habría manera posible de que los humanos pecadores pudieran relacionarse con Él. Pero Dios es Bueno, no nos da lo que merecemos, por esto envió a Su Hijo Jesús. Cuando aceptamos a Jesús, nuestra deuda está pagada, nuestros pecados perdonados y podemos relacionarnos con Dios. 

Es fundamental el hecho de que Dios no nos aplique Su justicia, Jesús abre un camino para nosotros donde antes no había camino. 

Además, Dios suele invertir nuestra definición de “equidad”. Veamos la parábola que Jesús enseña en Mateo 20. El dueño de una viña salió a contratar trabajadores para su campo por un salario convenido. 

El dueño contrató trabajadores en distintos horarios, algunos completaron un día mientras otros comenzaron a trabajar más tarde. Cuando fue hora de cobrar, los que estuvieron trabajando más tiempo esperaban un salario mayor. 

Colócate en esa posición por un momento. Eso parecería lo justo, ¿verdad? Imagínate trabajando en el campo todo el día pero alguien a tu lado ha trabajado sólo unas horas. Ambos se dirigen a cobrar y el dueño les paga la misma cantidad. 

Inmediatamente piensas, "¡Esto no es justo!". El dueño respondió así: 

“Él le contestó a uno de ellos: Amigo, no estoy cometiendo ninguna injusticia contigo, ¿acaso no aceptaste trabajar por esa paga? Tómala y vete. Quiero darle al último obrero contratado lo mismo que te di a ti. ¿Es que no tengo derecho a hacer lo que quiera con mi dinero? ¿O te da envidia que yo sea generoso?"Mateo 20:13-15 NVI

Nuestro concepto de justicia no está a la altura de la gracia de Dios. Nos inclinamos a llevar cuenta de nuestros méritos y de ganarnos derechos. Pero el Reino de Dios opera de diferente manera.

La justicia de Dios necesitó a Jesús; Su gracia no nos da lo merecido como pecadores. En vez de dejar que la injusticia alimente nuestra frustración, permitamos que la justicia de Dios llene nuestra fe. Como el dueño de la viña, seamos generosos al extender perdón y misericordia a los que nos rodean tal como Jesús lo hace generosamente con nosotros. 

Si estás en una época en que la vida parece injusta, recuerda que Dios no te ha olvidado. Él está presente en tu dolor, al cual puede darle un propósito. Jesús prometió que en esta vida tendríamos problemas porque vivimos en un mundo caído e injusto. Pero como Dios es Justo, Él hará que se corrija todo lo malo y esa es la verdad que nos sostiene. 

Ora: Dios, gracias por ser bueno. Tu gracia es algo que nunca podré ganar o merecer, Te alabo por ello. Cuando esté tentado en buscar méritos o enfocarme en lo injusto, recuérdame acerca de tu fidelidad. Ayúdame a ser generoso y amable con los demás, tratándolos como yo quisiera ser tratado en vez de hacerlo como merecen. En nombre de Jesús, amén. 

Desafío: Porque Dios es Justo, nos llama a buscar justicia. Piensa dónde hay injusticia en tu comunidad. De acuerdo al pedido de Dios, ¿cómo llevarías justicia a esas áreas?