Conocido: 10 días para descubrir tu identidadMuestra

Jeremías 12:3a revela que Dios nos conoce. Él nos ve, podemos pedirle que nos ponga a prueba, y podemos confiarle lo que resulte de ello. A continuación, el Salmo 139:23-24 describe la oración de un escritor para que Dios CONOZCA todo su ser: corazón, mente y cuerpo.

Primero, es una oración para “conocer mi corazón”. Piensa en cada vez que te han malinterpretado. Dijiste algo equivocadamente o hiciste algo con buenas intenciones pero alguien se lo tomó mal. Cuando eres conocido por un Dios que conoce tu corazón, puedes tener un 100% de confianza en que Él ve lo mejor en lo que dices, haces y piensas, siempre.

Segundo, es una oración para pedir a Dios que “conozca mis pensamientos ansiosos”. Tú sabes de qué hablo. Hablo de aquellos pensamientos que te avergüenza contar a la mayoría de la gente. Y a las personas a las que se lo cuentas probablemente no se lo cuentes REALMENTE. Ser conocido por Dios es ser comprendido. Es ser aprobado. Él verdaderamente se preocupa por lo que a ti te preocupa, ¡y tus preocupaciones son completamente legítimas para Él!

Finalmente, es una oración para que Dios conozca nuestras acciones, incluso aquellas de las que no estamos orgullosos (nuestras “maneras ofensivas” o pecados). ¡Qué miedo! ¿Por qué querría que Dios supiera cómo traté a ese amigo en el almuerzo o en la fiesta de la semana pasada? ¿No sería eso lo último que quiero que Dios sepa sobre mí?

Pero está es la cuestión: esta no es una oración para que Dios juzgue las peores cosas que has hecho. Es una oración para que Dios conozca hasta la última parte de ti: lo bueno, lo malo, lo feo y lo realmente feo. Sin embargo, ¡que Dios te conozca no es una amenaza! Lee esa última línea otra vez. ¿Por qué alabamos a Dios por conocer todo acerca de nosotros? Porque cuando Dios nos conoce, Él puede guiarnos.

¿Y a dónde nos lleva Dios? Al camino eterno: cuando Dios nos conoce, nos conduce a la buena vida, a la vida plena, a la vida eterna. Eso es lo que significa ser conocido por el Dios que te ama más de lo que puedas comprender.