Emociones sagradas - Respuestas bíblicas para cada retoMuestra
Tienes un alma y tienes un espíritu.
Tu espíritu es la parte superior de tu persona interior, y tu alma es la inferior. El espíritu es el principio vital otorgado al hombre por Dios y es la parte que, en ti, es capaz de percibir y comprender las cosas eternas. Nunca podrías moverte por la fe, en lugar de por las apariencias, si no tuvieses espíritu. Tu espíritu fue hecho para moverse por la fe, mientras que tu alma solo tiene la capacidad de moverse por lo que ve.
Martin Luther dijo: “El espíritu es la parte más alta y noble del hombre, la cual le permite aprehender las cosas incomprensibles, eternas, invisibles.”
Tu alma es la sede de tu personalidad, tus sentimientos, deseos, afectos y aversiones. Sencillamente, tu alma es la fuente de todo el espectro de las emociones humanas. Cuando la Biblia hace referencia a tu alma, está hablando de aquello que influye en tus respuestas emocionales frente a la vida.
En Lucas 12, Jesús contó la historia de un rico granjero que era extremadamente exitoso y productivo. Cuando este granjero próspero ya no disponía de suficiente espacio para almacenar el grano, porque la cosecha había sido demasiado abundante, decidió demoler sus insuficientes graneros y construir unos nuevos, más grandes y caros. Este hombre estaba tan exageradamente feliz a causa de su buena fortuna, que habló a su alma en estos términos: “tienes riquezas acumuladas para muchos años; descansa, pues, come, bebe y diviértete” (BLP, Lucas 12:19).
Dios escuchó los planes de este hombre ostentoso y se sintió tristemente decepcionado con su decisión de vivir una vida de mera productividad material, sin un solo pensamiento para la eternidad. El granjero, cuya alma estaba llena de alegría y cuyos graneros estaban llenos de abundancia, tenía un espíritu vacío y muerto.
Muchos cristianos cometen los mismos errores que el granjero próspero en la parábola de Jesús. Alimentamos constantemente a nuestra alma, mientras racionamos el alimento de nuestro espíritu. Si te pasas la vida concentrándote en los placeres terrenales y las necesidades emocionales, entonces tu alma crecerá hasta estar fuera de control. Permite que te haga una pregunta extremadamente apropiada y reveladora, ahora que lidiamos con nuestras emociones descontroladas: ¿cuál es la parte más sana y fuerte de ti? ¿Tu alma o tu espíritu? Para todo cristiano, la respuesta obvia y apasionada debería ser: “¡mi espíritu!”
Tu espíritu es la parte superior de tu persona interior, y tu alma es la inferior. El espíritu es el principio vital otorgado al hombre por Dios y es la parte que, en ti, es capaz de percibir y comprender las cosas eternas. Nunca podrías moverte por la fe, en lugar de por las apariencias, si no tuvieses espíritu. Tu espíritu fue hecho para moverse por la fe, mientras que tu alma solo tiene la capacidad de moverse por lo que ve.
Martin Luther dijo: “El espíritu es la parte más alta y noble del hombre, la cual le permite aprehender las cosas incomprensibles, eternas, invisibles.”
Tu alma es la sede de tu personalidad, tus sentimientos, deseos, afectos y aversiones. Sencillamente, tu alma es la fuente de todo el espectro de las emociones humanas. Cuando la Biblia hace referencia a tu alma, está hablando de aquello que influye en tus respuestas emocionales frente a la vida.
En Lucas 12, Jesús contó la historia de un rico granjero que era extremadamente exitoso y productivo. Cuando este granjero próspero ya no disponía de suficiente espacio para almacenar el grano, porque la cosecha había sido demasiado abundante, decidió demoler sus insuficientes graneros y construir unos nuevos, más grandes y caros. Este hombre estaba tan exageradamente feliz a causa de su buena fortuna, que habló a su alma en estos términos: “tienes riquezas acumuladas para muchos años; descansa, pues, come, bebe y diviértete” (BLP, Lucas 12:19).
Dios escuchó los planes de este hombre ostentoso y se sintió tristemente decepcionado con su decisión de vivir una vida de mera productividad material, sin un solo pensamiento para la eternidad. El granjero, cuya alma estaba llena de alegría y cuyos graneros estaban llenos de abundancia, tenía un espíritu vacío y muerto.
Muchos cristianos cometen los mismos errores que el granjero próspero en la parábola de Jesús. Alimentamos constantemente a nuestra alma, mientras racionamos el alimento de nuestro espíritu. Si te pasas la vida concentrándote en los placeres terrenales y las necesidades emocionales, entonces tu alma crecerá hasta estar fuera de control. Permite que te haga una pregunta extremadamente apropiada y reveladora, ahora que lidiamos con nuestras emociones descontroladas: ¿cuál es la parte más sana y fuerte de ti? ¿Tu alma o tu espíritu? Para todo cristiano, la respuesta obvia y apasionada debería ser: “¡mi espíritu!”
Escritura
Acerca de este Plan
Dios te creó y te colocó en este momento de la historia, para amar lo detestable, mostrar paz en la confusión y expresar una alegría desafiante en cualquier situación. Esto puede parecer imposible, pero puedes hacerlo aprendiendo lo que la Biblia dice acerca de tus emociones humanas naturales y de cómo controlarlas. Este devocional abarca los retos ordinarios y en ocasiones extraordinarios a los que nos enfrentamos cada día, y ofrece referencias bíblicas sobre cómo controlar las emociones de forma piadosa.
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Nos gustaría dar las gracias a Carol McLeod y Just Joy Ministries por compartir este devocional. Para más información visita www.justjoyministries.com