La muerte no es mi dueñaMuestra

¡LLEGAR MÁS ALLÁ DE UNO MISMO Y PROSPERAR!

Faltando dos semanas, Dan fue a visitar a una mujer que se estaba muriendo de cáncer.  Habíamos ido de excursión por un día y de regreso, pasamos por la casa de un viejo amigo que sabíamos que se estaba muriendo.  Dan dijo: "De camino a casa, quiero parar y ver a Pat", y lo hicimos.

El tiempo avanzaba rápidamente. Dan perdía otra batalla; la capacidad de comer o beber.  Ya no podía tragar.  Los hermanos de la Iglesia, la familia y los amigos lo visitaban sin parar. Incluso un pastor condujo desde otro estado para verlo. 

Su cumpleaños era un martes, así que decidimos invitar a la familia cercana en nuestra casa el sábado anterior para celebrarlo con él.  Estaba tan débil, pero aún así bromeaba, sonreía e incluso intentó cantar junto a sus hermanas.  Quería desesperadamente probar su pastel, así que le dimos un poquito, pero no le fue nada bien. 

El día de su cumpleaños, quiso sentarse en el balcón y le ayudamos a bajar los escalones. 

"Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?" Mateo 16:25-26

Cada ser humano en la tierra enfrentará su muerte algún día.  Algunos mueren jóvenes, otros viejos, pero la forma en que vivan su vida, sus pérdidas, sus circunstancias, tendrán importancia. ¡Solo cuando vivamos nuestra vida por Cristo, no por nosotros mismos, nos transformaremos en eternos vencedores!

Dan murió 5 días después.  Era un domingo al amanecer.  Luchó mucho hasta el final y solo fue incoherente por un día.  Durante ese tiempo, llamó mi nombre dos veces y la última llamada fue a las 6:00 a.m.  Nuestra familia se reunió a su alrededor, cantó y oró y a las 6:18, levanté su mano y le dije que tomara la mano de Jesús.  ¡Tomó su último aliento en la tierra y el siguiente fue en el cielo!

Salí de la habitación donde yacía y entré a nuestro vestíbulo, y cuando mi pie dio el último paso, este versículo me llegó.

"Canten a Dios, canten salmos a su nombre; aclamen a quien cabalga por las estepas, y regocíjense en Su presencia.  ¡Su nombre es el Señor! Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa".  Salmo 68:4-5 NVI

En mi dolor por mi pérdida, sabía que el Señor me defendería, así como sé que cualquier cosa que estés enfrentando si confías y crees en Él, te llevará a través de eso.

¿TE IDENTIFICAS?

Compartí una historia muy personal contigo, para guiarte a través de la pérdida que puedes estar atravesando y mostrarte que  podemos tomar dos caminos: hundirnos en nosotros mismos y causar nuestro deceso o levantar la mirada más allá de nosotros y prosperar. De alguna manera cuando lo vivimos, la pérdida que estamos experimentando parece más fácil de tratar. Uno puede pensar, bueno, ¡murió! Morir en Cristo no es perder, es ganar y por eso puedo decir honestamente: "¡La muerte no es mi dueña!"

LO QUE APRENDIMOS HOY EN EL ESTUDIO:

· Puede que perdamos algunas batallas antes de ganar.

· La forma en que vivimos a diario, especialmente durante las circunstancias, tendrá importancia.

· Aprende a confiar en el Señor y te ayudará a atravesarlas.

"Lo que sea que estés enfrentando, ¡no es tu dueño!"

¡Esperamos que este Plan haya sido un estímulo para ti! Explora otros recursos de Eternity Matters with Norma en www.facebook.com/eternitymatterswithnorma