Cantando en la oscuridad: Encontrando esperanza en los Cantos de la EscrituraMuestra
Un cántico de fuerza
Quedarse ciego es uno de los tres principales temores de muchas personas en el mundo. Aprendí muy pronto que ser diferente podía llevarme al aislamiento y la tristeza, a menos que tomara cartas en el asunto. Hacer una vida mejor dependía de mí. Cuando me maquillaba, planchaba la ropa, cocinaba o limpiaba la casa, sabía que me estaba preparando para el futuro.
Dominar cada nueva tarea me daba la confianza de que podía hacer casi cualquier cosa que me propusiera y que mi empuje para hacerlo me ayudaría a prosperar en un mundo vidente. Pero hay un problema con esta especie de valores interiores. En algún momento, se agota.
El trabajo de ganarse y mantener tu lugar en el mundo es una búsqueda incesante, interminable y agotadora que acaba por minar todas tus fuerzas. Entonces flaqueas y te sientes fracasado. Tratas de recuperarte a duras penas, y vuelves a fracasar.
Nadie quiere ser débil ni ser considerado débil. Sin embargo, todos nos enfrentamos a retos y todos tenemos debilidades.
Ana es un bello ejemplo de encuentro con Dios en la vulnerabilidad. Entró en el tabernáculo en la peregrinación anual de su familia a Jerusalén, pero esta vez, profundamente quebrantada y con muchas lágrimas, derramó su corazón al Señor (1 Sam. 1:10). No se resignó a sus circunstancias y eligió alabar de todos modos. Llevó su corazón dolorido y oró apasionadamente por lo que más le pesaba: el hecho de no tener hijos.
En su debilidad, acudió al Señor y ofreció su deseo al único que podía traer el cambio.
Ana no oró sólo por un hijo. También entregó a Dios la ansiedad y la amargura que la habían tenido prisionera. Ana depositó en el Señor sus anhelos más profundos, su tristeza más profunda y su oscuridad más profunda. Entregó todo lo que había en lo más recóndito de su corazón al Dios que la había creado.
Y ahora no había muros entre ellos. En la confesión, el lamento y el ofrecimiento de la oración de Ana, vemos como comienza el poder de Dios.
La razón por la que lucho a diario por vivir en la fuerza de Dios es que eso significa que tengo que aceptar ser débil. Aunque que puedas pensar que la ceguera es mi mayor obstáculo, mis debilidades internas son mucho más desafiantes. La gran debilidad de una "artista" motivado como yo es preocuparme por cómo me perciben. Sin embargo, cuando descanso en mi identidad en Cristo, encuentro la verdadera fuerza.
¿Qué significa esto en la vida real? Significa que intento verme a mí misma como me ve el Señor—como su hija amada, la destinataria de la obra consumada de Cristo en la cruz.
Si los demás piensan que soy débil, no pasa nada. Tienen razón—yo sola no puedo con la vida, y cada vez estoy más segura de ello.
Reflexión: ¿Qué deseos tienes que debes entregar al Señor? ¿Y dónde has estado confiando en tu fuerza en lugar de la Suya? Pídele hoy que te dé un profundo sentido de Su presencia, y que te enseñe a confiar en Él en todo, incluso tus deseos más profundos.
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Acerca de este Plan
Con demasiada frecuencia, los retos y preguntas de la vida hacen que las personas luchen contra sentimientos de duda y desesperación, mientras buscan sin cesar la esperanza. En "Cantando en la oscuridad", Ginny Owens presenta al lector formas poderosas de acercarse a Dios y cómo los elementos de la música, la oración y el lamento ofrecen una comunión rica, vibrante y gozosa con Él, especialmente en los días más oscuros.
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