¿Quién es Jesús? Parte 3Muestra

¿Estamos haciendo las preguntas correctas?

De la misma manera en que no cortamos y pegamos para crear nuestra propia versión egoísta de Jesús, asegurémonos de nunca pensar que nuestra fe se trata exclusivamente de nosotros. 

En nuestra cultura, es usual tomar decisiones basadas en lo que obtendremos o en lo que mejorará nuestra vida. Incluso Pedro luchó con una perspectiva egoísta. Mira esta pregunta:

“¡Mira, nosotros lo hemos dejado todo por seguirte! —le reclamó Pedro—. ¿Y qué ganamos con eso?” Mateo 19:27 NVI

Básicamente, ¿qué hay para mí? ¿Cuáles son los beneficios a largo plazo? 

Pero ese no es el tipo de vida a la que Jesús nos llama. El cristianismo no se trata de ti, se trata de seguir a Jesús. Y el Jesús al que seguimos es la persona que literalmente murió por el bien de los demás. El objetivo de nuestra fe es ser el tipo de personas que pueden amar a Dios con todo lo que somos y amar a los demás como Jesús nos ha amado. Si esa no es la meta, no estamos entendiendo. Una relación con Dios es mucho más que lo que él puede hacer por nosotros. 

Una relación con Dios consiste en asociarnos con el Creador del Cielo y la Tierra en su plan redentor para rescatar a la humanidad y restaurar la creación. Esta es la relación que Él quiso con nosotros desde el principio. 

Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: “Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo”. Génesis 1:28 NTV

Estamos llamados a reflejar la bondad de Dios en cada rincón de la tierra. Pero si sólo nos vemos a nosotros mismos, no experimentaremos la belleza de estar asociados con Jesús. 

Y lo maravilloso de todo esto es que cuando dejamos de lado lo que queremos y lo que ganamos y lo reemplazamos con lo que Dios quiere, encontramos realmente lo que siempre hemos estado buscando: una vida completamente significativa.