¿Quién es Jesús? Parte 2Muestra

Es personal

En el capítulo 7, Jesús concluye el Sermón del monte al resumir la ley y los profetas (casi todo el Antiguo Testamento) en una oración: 

“Así que en todo tratad a los demás tal y como queréis que ellos os traten a vosotros. De hecho, esto es la ley y los profetas”. Mateo 7:12 NVI

Jesús está diciendo que la intención de todas las normas que les enseñaron a seguir a los israelitas y todos los mensajes de Dios llevados por los profetas fue cumplir con este propósito: enseñarnos a ser el tipo de personas que puedan amar a otros como Dios nos ha amado. 

Mateo se da cuenta de que las multitudes estaban asombradas por la enseñanza de Jesús, no sólo por lo que enseñaba, sino la manera en que lo hacía. Él enseñaba con autoridad, no como cualquier maestro religioso de Su época. ¿Cómo podía Jesús hablar con tanta autoridad? El capítulo 8 nos lo enseña claramente: la autoridad nace de la integridad. Es decir, Jesús no sólo hablaba sobre amar a las personas, Él verdaderamente las amaba de modo significativo y sacrificial. Mira cómo interactuó Jesús con el leproso: 

Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. “Señor, si quieres, puedes limpiarme”, le dijo. Jesús extendió la mano y tocó al hombre. “Sí quiero”, le dijo. “¡Queda limpio!” Y al instante quedó sano de la lepra. Mateo 8:2-3 NVI

Mira cómo Jesús toca al hombre antes de decirle algo. Jesús sabía que este toque hablaría más fuerte de lo que podrían hacerlo Sus palabras. Los leprosos eran considerados impuros y debido a la naturaleza tan contagiosa de su condición eran excluidos de la sociedad. Aislados. Sin contacto humano. ¿Te suena familiar? Todos sabemos lo que se siente a estas alturas de la cuarentena y lo increíblemente significativo que fue ese primer abrazo cuando salimos. Así que imagina estar en la piel de ese hombre. Jesús pudo sanarlo al 100% a distancia y probablemente habría sido más fácil para Él, socialmente hablando. Había un gran estigma contra aquellos que se relacionaban con un marginado. Pero Jesús eligió no sólo acercarse sino incluso tocarlo, sanando al hombre no sólo físicamente, sino también restaurándolo de manera relacional y emocional. 

Así que, justo después de que Jesús nos pidiera tratar a los demás como queremos ser tratados, Él nos mostró cómo entrar en acción. Esto es la integridad: cuando tus palabras y acciones son congruentes. No aparentas ser de una manera y actúas de otra. Por eso Jesús podía hablar con autoridad acerca de amar a las personas, porque eso es exactamente lo que Dios hace. No habló de Su amor desde el cielo, Él lo mostró en persona. Jesús es Emanuel, Dios con nosotros.