Dinámicos: una vida que vale la pena vivirMuestra

El Espíritu Santo nos recuerda repetidamente que vivamos una vida de paz y resistamos la preocupación. Se nos ha entrenado múltiples veces para ser amables en nuestro trato con otros y para vivir una vida de agradecimiento. Me pregunto por qué el Espíritu Santo creyó necesario mencionar las mismas cosas una y otra vez.

Creo que el Espíritu Santo nos reitera esa instrucción vital, ya que sabe que a los seres humanos nos cuesta aprender. El Espíritu Santo, a Su manera siempre paciente, se toma el tiempo y aprovecha la oportunidad de recordarnos con frecuencia en la Escritura sobre estos asuntos fundamentales... y, por eso, estoy agradecida, ¿y tú?

El Señor nos invita a cultivar un estilo de vida glorioso, libre de envidia, codicia e incluso de malversar mentalmente lo que no nos pertenece. Si algo no es tuyo, entonces no huyas con ello, ni en tu mente ni con tus emociones ni de manera tangible.

Cuando estás exhausto y agotado después de un largo día de trabajo, una de las mejores sensaciones del mundo se produce cuando recuestas la cabeza en la almohada por la noche. No importa qué conlleve tu trabajo (limpiar, dirigir, arreglar, quitar la maleza, organizar, reparar, sacar el polvo, aconsejar, educar o cualquier otra tarea); si trabajas con la mente puesta en Dios, puedes descansar sabiendo que has tenido un día productivo honrando a Dios.

Trabaja duro, pero ¡trabaja con gozo! Trabaja diligentemente, pero ¡trabaja con generosidad! Trabaja con entusiasmo y recuerda a menudo que ¡trabajas para honrar al Señor!

Al final de este versículo dolorosamente práctico, Pablo finalmente llega al propósito de vivir una vida honesta y entregada: gracias a tu diligencia, ahora puedes compartir con otros lo que has ganado a través de tu integridad. La honestidad se dignifica cuando das a otros con generosidad. El trabajo meticuloso se vuelve cada vez más significativo cuando trabajas para dar a misioneros, a la iglesia y para la expansión del Reino.

La generosidad es un aspecto emocionante e incomparable de nuestra habilidad para vivir una vida de gozo y propósito. Nunca vas a vivir la vida de tus sueños acumulando para ti o con una actitud egoísta. Cuando derroches en la virtud de la generosidad, descubrirás ¡la razón por la que fuiste creado!