Foto: Los restos de la antigua ciudad de Cesarea Marítima. © Ministerios Denison

Adora al único Señor en Cesarea Marítima

Desde Tel Aviv, continuamos nuestro viaje treinta y tres millas al norte hasta Cesarea Marítima, uno de los lugares más importantes histórica y espiritualmente de Tierra Santa.

Cuando Herodes el Grande se convirtió en rey de los judíos, descubrió que su reino no tenía un puerto adecuado. Así que reconstruyó la Torre de Estrato, un antiguo faro y fortificación que data de cuatro siglos antes de Cristo. Le puso el nombre de César Augusto, quien se lo había regalado.

Al construir una ciudad romana con un templo para el culto del Emperador, Herodes mostró deferencia a los romanos.

Al construir también un templo judío en Jerusalén para la adoración de Yahweh, mostró deferencia a los judíos. Así, buscó apaciguar a ambos.

¿Está dividida su lealtad?

Cesárea Marítima nos recuerda que las apariencias exteriores son un mal sustituto de la paz interior.

Herodes intentó desesperadamente apaciguar tanto a los romanos como a los judíos, construyendo monumentos a Dios y al César como si fueran iguales.

Al final, la ciudad por la que trabajó tan duro y que pretendía ser su legado se convirtió en el punto de inflexión de la guerra, el caos y la destrucción.

El mismo destino les espera a todos los que intentan dividir su lealtad entre el mundo y el Señor.

Servimos a un Dios que no está interesado en compartir Su trono.

El primer mandamiento: "No tendréis dioses ajenos delante de mí" sigue siendo tan fundamental para nuestra fe hoy como lo fue para los judíos en el desierto (Éxodo 20:3).

Pero ese tipo de dedicación solitaria puede ser difícil de mantener cuando abundan las posibles distracciones. Cuando sentimos que nuestra lealtad está dividida, puede ser útil recordar que Él no nos pide más de lo que ya ha mostrado.

Como señala Pablo: "Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros... Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, ahora que estamos reconciliados, seremos salvos por su vida". (Romanos 5:8, 10).

Pregúntale a Dios si hay algún aspecto de tu vida en el que tu lealtad esté dividida.

Actúa según lo que Él te muestre, aprendiendo del ejemplo de Herodes para evitar hacer tuyos sus errores.

Dios ha demostrado su amor y devoción hacia nosotros de una manera que debería inspirarnos a corresponderle.

¿Lo harás?