Foto: El puerto responsable de gran parte de la prominencia de Cesarea Marítima en el mundo antiguo. © Ministerios Denison

Vea lo que podría haber en Cesarea Marítima

La importancia de Cesarea en la región y en la historia cristiana perduró mucho después de que la Segunda Revuelta Judía condujera a la masacre de muchos de sus habitantes. En los primeros siglos del cristianismo, se convirtió en un importante centro académico y hogar del gran erudito Orígenes, quien fundó una academia con una biblioteca de treinta mil manuscritos (la más grande del mundo cristiano). Eusebio sirvió como obispo de Cesarea del 313 al 340 d.C. y compuso aquí su Historia de la Iglesia, una de las obras más importantes de la erudición cristiana.

Hoy en día, Cesarea es famosa principalmente por ser un sitio arqueológico activo. Es el hogar del primer museo submarino del mundo, con treinta y seis puntos de interés en cuatro senderos submarinos señalizados a través del antiguo puerto. Los buzos exploran estos senderos utilizando mapas impermeables.

Pero cualquier significado cultural y religioso que la ciudad pueda ofrecer se limita a su pasado más que a su presente. Como tal, hoy nos ofrece una advertencia.

¿Estás viviendo para Dios hoy?

Cuando las cosas van bien, puede ser fácil volverse complaciente y olvidar lo que se requirió para llegar a este punto. El trabajo duro y el compromiso que pueden conducir a la excelencia se desvanecen cuando parece que la lucha ha terminado.

Esto lo vemos históricamente con el ascenso y la caída de las naciones, pero es igualmente cierto en nuestras vidas y también en nuestro caminar con el Señor.

En última instancia, ninguno de nosotros tiene derecho a tener éxito o importancia en esta vida. Podemos (y debemos) trabajar duro para lograr lo que podamos de acuerdo con la voluntad y el propósito de Dios, pero, si lo perdemos de vista en el proceso, al final nada de eso importará.

Nuestras vidas pueden terminar pareciéndose mucho a Cesarea Marítima: un recordatorio sombrío de lo que alguna vez fue en lugar de un ejemplo próspero de lo que puede ser la vida con el Señor.

Tómate un tiempo para orar y agradecer a Dios por lo bueno que hay en tu vida en este momento.

Algunos días puede parecer más difícil de encontrar, pero, mientras tengamos a Cristo, siempre tendremos algo por lo que podemos estar agradecidos.

Pídele a Dios que te ayude a tomar conciencia de cualquier área de tu vida en la que esa gratitud haya sido reemplazada por la complacencia o la autosuficiencia.

Puede ser un deslizamiento sutil, pero es uno que el Señor está listo para corregir si tú se lo permites.