Amar como JesúsMuestra

Ser amigo

Hace un tiempo tuve un nuevo compañero de trabajo que realmente quería ser mi amigo. En lugar de darle la bienvenida a nuestro equipo, no fui muy amable con ella. De hecho, hubo momentos en los que fui tacaño. Salíamos de vez en cuando, pero solo cuando era conveniente para mí.

Pasaron unos meses y a mi papá le diagnosticaron cáncer. No pasó mucho tiempo antes de que me encontrara en un centro de cuidados paliativos durante los últimos días de su vida. Esta persona a la que realmente no le había dado la hora del día no solo oró por mí durante esta terrible temporada. Se quedó al teléfono conmigo todas las noches hasta que estuve lo suficientemente cansada como para quedarme dormida. Ella me preparó mi comida favorita antes de subirme al avión. Ella organizó un paquete con todos mis otros compañeros de trabajo para enviármelo. Y cuando volví al trabajo, ella se puso a disposición para hablar y llorar conmigo cuando lo necesitaba.

Ella era mi amiga antes de que supiera que necesitaba una. Ella se preocupaba por mí cuando yo no la quería. Ella me amaba cuando yo no era muy adorable.

Pensé que sabía lo que era el amor incondicional. Creí entender cómo Jesús nos ama. Resulta que estaba realmente equivocado. Por alguna razón, pensé que nos habíamos ganado el amor incondicional. Empezamos a amar a la gente de forma condicional y si eso va bien, eventualmente se volverá incondicional. Pero esa no es la forma en que Dios nos ama. Murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. Jesús me ve como digno de amor incluso cuando en realidad no lo merezco. Él me amó incondicionalmente desde el principio, y así es como nos llama a amar a los demás.

Ese amigo me ama igual que Jesús. Quiero amar así.

Sam Simala
Life.Church Wichita