Nuestro Dios reinaMuestra

Confiar en Dios en oración debe llevar inevitablemente a rendirse a Él en acción.

La rendición no es simplemente una decisión única o una elección momentánea. Más bien, la rendición tiene implicaciones a largo plazo en nuestra vida diaria. Jesús reconoció esto cuando dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23).

Cuando miramos al actual presidente estadounidense o al actual líder político de nuestro país, ¿a quién vemos? ¿Es alguien digno de negar nuestras ambiciones, nuestras metas, nuestros deseos e incluso a nosotros mismos? Para la mayoría de nosotros, ciertamente parece extremo transformar nuestras vidas por completo por cualquier persona. Mucho menos para alguien que no nos conoce, no se identifica con nosotros y probablemente desaparecerá de nuestras vidas dentro de unos años. 

Históricamente ha habido gobernantes de todo tipo. La humanidad ha visto a personas como David, Josías y Ezequías, quienes sirvieron a Dios y se rindieron a Él y a Su Señorío (1 Samuel 13:14; 2 Reyes 18:5-7, 22:2). Aunque sus corazones deseaban servir a Dios, no estaban exentos de faltas y defectos. La humanidad también ha visto gobernantes como Acab, Manasés y Menahem. Estos reyes no sirvieron a Dios y fueron conocidos por su horrible maldad durante sus reinados (2 Reyes 15:16, 21:3). 

En nuestra propia vida, hemos visto gobernantes que percibimos como buenos y otros que percibimos como malos o incluso malvados. La pregunta que debemos hacernos es: “¿Ha cambiado algo en Dios de un gobernante terrenal a otro? ¿Ha cambiado Su carácter de alguna manera? ¿Son sus promesas diferentes ahora que hace miles de años?” Debemos responder con un rotundo “¡No!” Dios todavía está en Su trono y Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Salmo 47:8; Hebreos 13:8). 

Dios desea que lo veamos como nuestro gobernante y máxima autoridad. A menudo elegimos nuestro propio camino por orgullo. Dios a menudo permite que esto nos muestre, que todo lo que nos esforzamos por hacer es inútil en nuestros propios esfuerzos (1 Samuel 8:6-7). Dios quiere que alineemos nuestra mente, cuerpo, alma y fuerzas con Su Espíritu para que en total entrega a Él podamos vivir nuestras vidas bajo Su guía y dirección. 

Cuando nos rendimos a Él diariamente, anteponemos a los demás a nosotros mismos. La comunicación con Dios a nivel personal nos permite vivir nuestras vidas en actos de santidad, obediencia y servicio. 

¿Qué áreas necesitan ser entregadas a Dios hoy? Piensa en tres ocasiones durante la semana pasada en las que te entregaste intencionalmente a Dios. ¿Cómo decidirás en el momento entregarte a Dios?

Comprométete hoy y todos los días a rendirte a Dios como tu gobernante. Cuando lo hagas, no importa quién se siente en lo alto del trono terrenal y no importa qué decisión se tome allí, podrás experimentar el gozo y la paz de Dios en cualquier situación (Filipenses 4:7).