¿Te valoras o te devalúas?

Cuando reconocemos nuestra geografía, economía y cultura política podemos verdaderamente no resignarnos, sino reconocer, valorar y capitalizar. Analiza estas áreas de tu vida y no te enfoques en lo que no fue. No pienses y no te lamentes en lo que nunca será. Date valor a ti hoy, ahora, tal como eres. Entiende que, así y solo así, podrás llegar a ser todo lo que quieres ser. 

Al aceptar y reconocer cada una de estas áreas de tu vida, sé intencional en mostrarte cuánto te amas a ti misma. ¿Por qué esperar a que alguien haga algo por ti o te muestre su amor si tú puedes hacerlo por ti misma? Buscamos y aspiramos la aprobación de otros, cuando tu aceptación más importante tiene que venir de ti misma. Demasiadas personas esperan esa famosa palmada en la espalda. Date la palmada en la espalda tú misma. 

Como mujeres, tenemos que aprender a vivir con dignidad, aceptando elementos que, sencillamente, no podemos cambiar de un día para otro. La aceptación personal es la única que nos permite ser quienes somos, sin desear ser nadie más, sin minimizarnos por lo que no tenemos. 

Ve ahora mismo, mírate al espejo y dite a ti misma: “Esto es lo que soy”. Con tu altura, tu densidad, tus características físicas, créeme que tienes todo lo que necesitas para ser lo que quieras ser. Te digo más: estoy ciento por ciento segura de que hay algo en tu físico que alguna otra mujer desearía tener.

No hay prerrequisito para tu valor; ni la educación formal, ni el prestigio social, ni el matrimonio, ni las posesiones. Valórate, así como eres, con lo que tienes y lo que no tienes. Tu vida vale y tú vales. ¡Tú vales; entiéndelo, créelo, vívelo!