Íntimos de DiosMuestra
Saliendo de Babilonia
¡Esta es la condición que Dios pone para que Él venga a mudarse con nosotros! El apóstol Pablo cita un texto del profeta Isaías, donde en Corintios dice: «Salid de en medio de ellos»; Isaías 48:20 dice: «¡Salgan de Babilonia!»
Hay un concepto clave para entender lo que viene: Dios nos saca de Egipto (mundo, pecado), ¡pero de Babilonia SALIMOS nosotros! Son dos procesos distintos.
Babilonia viene de Babel (Génesis 11), seres humanos que se unieron para construir una torre para llegar al cielo sin la necesidad de Dios. Es un sistema de autogobierno, de autosuficiencia. Antes era un pueblo, que se transformó en un imperio poderoso, y existió más o menos donde está el país de Irak actualmente. En los días de hoy Babilonia no existe físicamente, pero es nombrada en la Biblia como un sistema espiritual que se opone a la manifestación del Reino de los cielos en la tierra (Apocalipsis 17-18).
Es una guerra de principios:
Babilonia dice: «Hay que ahorrar para tener más». Y es verdad. Es lógico. Babilonia se alimenta de la lógica y la razón. Pero el Reino de los cielos dice: «Es mejor dar que recibir». No es lógico. ¡Es fe! En este pequeño ejemplo vemos la gran batalla que enfrentan los seres humanos todos los días.
Cuando el pueblo de Dios estaba en el exilio y el rey Ciro autorizó que volvieran a su tierra, tenemos la idea de que todos querían volver, que se prepararon con rapidez y salieron en masa hacia su patria, pero nada más lejos de la realidad. En Babilonia no eran esclavos, se habían acomodado a su nueva situación, algunos eran muy ricos (por eso Naamán codiciaba sus posesiones), otros eran influyentes (como Daniel o Esther); podían practicar su religión aunque no había sacrificios porque no había templo. Por eso no muchos quisieron salir. Babilonia es un lugar de comodidad; solo aquellos llamados por Dios se atrevieron: Josué, Zorobabel, Esdras, Nehemías y otros. Pero la gran mayoría se quedó y terminó pereciendo junto con la ciudad.
Hoy resuena esa misma voz de Isaías y Apocalipsis: «¡Salid de Babilonia!» Esto implica dejar lo que es cómodo para seguir la voz del Padre. Seguirle muchas veces es ir contra la corriente, no siempre es popular y exige el esfuerzo de reedificar Jerusalén. Pero los hijos de Dios sabemos que Quien hace el trabajo realmente es el Espíritu y por eso no nos amedrentamos y preferimos la edificación del reino antes que la comodidad de Babilonia.
Reflexiona
- ¿Hasta qué punto estás dispuesto a renunciar a tu comodidad para hacer lo que a Dios le agrada?
Ora
- Pídele al Padre que te muestre en qué áreas todavía debes huir de Babilonia.
- Dile tu intención de ser coherente con el pedido de Dios.
- Ponte a disposición del Padre para que Él te muestre el camino de vuelta y puedas ser guía para otros.
- Agradece que Dios te da la posibilidad de salir de ese sistema y entrar bajo el gobierno del Reino.
Acerca de este Plan
Durante diez encuentros veremos cómo convertirnos en íntimos de Dios, en sus amigos, los que caminan a su lado, conocen su corazón y hacen hasta lo imposible por darle lo que está buscando. La adoración de los íntimos es irresistible a los oídos del Amado. Cuando Él escuche ese sonido de pasión traerá el ámbito donde reina para cumplir su promesa: ¡habitar entre nosotros y sanar nuestra tierra!
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Nos gustaría agradecer a TOMATULUGAR por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://www.tomatulugar.com