Íntimos de DiosMuestra
Intimidad sin intermediarios
Cuando Israel levantó un becerro de oro y comenzó a adorar esa imagen diciendo que eso era lo que les había libertado de Egipto, Dios se enfadó demasiado y decidió destruir a todos y comenzar de cero con Moisés (Éxodo 32). Pero Moisés, como intercesor, pidió una oportunidad para el pueblo. Entonces hizo una línea de separación y preguntó al pueblo quiénes querían estar al lado del Señor para vivir en función de Él. Ellos debían cruzar la línea, y la única tribu que tomó la decisión correcta fue la tribu de Leví. Desde ahí Dios estableció que sólo los «levitas» le servirían y serían los intermediarios entre Dios y el resto del pueblo. De la tribu de Leví saldría todo el linaje de sacerdotes, ministros del Señor e intercesores del pueblo.
Así fue hasta el tiempo de Jesús. Esto es lo que nos cuesta, cambiar el «chip». La idea de intermediarios nunca estuvo en los planes originales de Dios. Su propuesta con Adán era intimidad y gobierno. A causa del pecado apartó una nación dentro de todas las naciones y siguió su pensamiento: «Haré de ustedes mi especial tesoro, un reino de sacerdotes» (Éxodo 19:5-6). La idea era una nación donde TODOS fueran sacerdotes, no algunos. Pero por la falta de compromiso y determinación, Dios apartó a los levitas.
Cuando Cristo murió en la cruz, el velo se rasgó y con su sangre abrió un NUEVO y VIVO camino, libre acceso a su presencia. Si es un NUEVO camino significa que no estaba antes de este pacto. En el NUEVO PACTO no hay intermediarios entre Dios y los hombres, sólo Jesucristo hombre (1 Timoteo 2:5). Al Padre le plació cambiar la regla. Ahora, por medio de Cristo, el que se acerca confiadamente puede tener acceso al trono de gracia, ya no con sacrificios de animales, sino con sacrificio de alabanza, fruto de labios que confiesan su nombre.
Tenemos libre el acceso al Padre. No necesitamos que nada ni nadie nos lleve de la mano hasta allí, no necesitamos ritos elaborados u ofrendas especiales. La vida de Cristo fue la ofrenda perfecta que nos habilitó la entrada, Él pagó el precio.
Sería bueno examinar nuestras vidas para ver si no estamos dependiendo de algo o alguien para entrar a su presencia. Es bueno tener música de fondo, luces u otras cosas tecnológicas, pero si no las hay, eso no limita nuestra intimidad. Pablo y Silas en la cárcel de Filipos no tenían ninguna de las cosas que mencionamos antes, pero pudieron adorar al Padre, y fue tan bien recibida por Él esa ofrenda de labios que hizo temblar la cárcel.
Reflexiona
- ¿Recuerdas a los que te han ayudado a conectarte más con el Padre? Agradece por ellos.
- Disfruta de tu intimidad directa e inseparable con Cristo.
Ora
- Da gracias por tener libre acceso al Padre.
- Da gracias por no necesitar que un hombre medie en tu relación con Él.
- Pídele que te muestre si pones intermediarios, y si es así, renuncia a ello.
Escritura
Acerca de este Plan
Durante diez encuentros veremos cómo convertirnos en íntimos de Dios, en sus amigos, los que caminan a su lado, conocen su corazón y hacen hasta lo imposible por darle lo que está buscando. La adoración de los íntimos es irresistible a los oídos del Amado. Cuando Él escuche ese sonido de pasión traerá el ámbito donde reina para cumplir su promesa: ¡habitar entre nosotros y sanar nuestra tierra!
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Nos gustaría agradecer a TOMATULUGAR por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://www.tomatulugar.com