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Victoria Sobre La Ansiedad Muestra

Victory Over Anxiety

DÍA 6 DE 12

Lidiando con la ansiedad

Ahora que hemos hablado sobre qué es la ansiedad, por qué debemos evitarla y los efectos devastadores que puede tener en nuestra salud, déjame hacerte algunas preguntas: ¿Cómo estás lidiando con tu ansiedad? ¿Hay algo que tomas o alguna relación de la que dependes para salir adelante? ¿O simplemente estás ignorando tus pensamientos y sentimientos ansiosos, con la esperanza de que desaparezcan por sí solos?

Muchas personas con las que me encuentro eligen preocuparse continuamente por sus problemas en lugar de volver su atención a la provisión de Dios. Siguen inquietos por el futuro y son incapaces de pensar en otra cosa que no sean los difíciles desafíos que tienen por delante. Sus miedos son abrumadores y, a menudo, se sienten insuperables. En consecuencia, el enfoque incesante en sus problemas les hace sentir que sus vidas nunca mejorarán.

Si algo de esto te suena familiar, déjame asegurarte que el continuo nerviosismo que sientes no proviene de Dios (2 Timoteo 1:7). El Señor nunca tuvo la intención de que soportaras un ataque implacable de ansiedad. En cambio, Él quiere que te ocupes de tus preocupaciones y temores, confiando en Él en todos los aspectos de tu vida.

En Mateo 6:25-34, Jesús nos enseña acerca de la preocupación y la provisión de Dios para nosotros. No negó que la ansiedad existiera, pero señaló dos verdades significativas que es importante que tengamos en cuenta:

1. El miedo no logra nada de valor.

2. La confianza en Dios disminuye el miedo.

Finalmente, pedí ayuda a algunos amigos sabios que amaban a Dios. Sabía que me darían un excelente consejo. Se comprometieron a quedarse conmigo, orando y discutiendo los eventos de mi vida, hasta que el Padre nos mostrara lo que estaba pasando y de dónde venía mi ansiedad subyacente.

Nos encontramos y hablamos durante unos días. Conté todo lo que pude recordar sobre mi historia personal. Estaba decidido a no huir del problema, sino a enfrentarlo de frente, a enfrentarlo de una vez por todas. Les dije a mis amigos de confianza todo lo que sabía para decirles y no me guardé nada.

Entonces uno de mis amigos me hizo una pregunta que nunca olvidaré: “Imagina que tu padre te levanta en sus brazos y te abraza, ¿qué sientes?" Fue directo al núcleo de mi problema y me eché a llorar. No pude dejar de llorar por un buen rato.

Mi padre había fallecido cuando yo tenía solo nueve meses. Perderlo a una edad tan temprana creó un área profunda de vacío, miedo e incertidumbre dentro de mí que ni siquiera me di cuenta de que estaba allí. Cuando me acomodé, mi amigo volvió a preguntar: "¿Qué sientes, Charles?" Pensé por un momento y luego respondí: “Me siento cálido, seguro y aceptado. Me siento amado." Por primera vez entendí que Dios me amaba, que podía tener una relación real y personal con Él más allá de la salvación. Ten en cuenta que he estado predicando sobre el amor incondicional del Señor toda mi vida. Lo creía con mi mente, pero nunca lo había experimentado en lo profundo de mi espíritu hasta ese día.

¿Me había dicho alguna vez que el Señor realmente no me amaba? No. ¿Alguna vez dudé del amor de Dios? No. Entonces, ¿qué había dentro de mí que creó esa incapacidad de experimentar el amor del Padre de una manera significativa?

Era la necesidad que un niño pequeño tenía de su padre terrenal que nunca fue satisfecha. Mi mente aprendió a bloquear el dolor, prescindir de su presencia física y sobrevivir. Nadie tuvo la culpa. Pero necesitaba a mi padre, y eso afectó la forma en que mi mente procesaba la información sobre el Señor. Lo más sorprendente de todo fue que no tenía ni idea de que esos patrones de pensamiento de autoprotección y ansiedades subyacentes existieran hasta que fueron expuestos.

Imaginar a Dios sosteniéndome como un padre terrenal sostiene a su hijito era justo lo que necesitaba para superar el obstáculo. De repente, mi lucha con Dios tuvo sentido y finalmente me sentí cerca de Él. Reconocer Su presencia de una manera tan intensamente tangible abrió las compuertas de un profundo alivio y gozo, y cambió por completo mi vida y mi ministerio.

Amigo, no sabes lo que no sabes de ti mismo. Ninguno de nosotros lo hace. Descubrir las heridas ocultas y las ansiedades de nuestras vidas requiere la obra del Espíritu Santo, quien puede examinarnos y ministrarnos de maneras extraordinarias (Rom. 8:26-27). Confía en Él para que revele esos lugares secretos de dolor en ti y trate tu ansiedad de una vez por todas.

Día 5Día 7

Acerca de este Plan

Victory Over Anxiety

La ansiedad es una respuesta normal a incertidumbres que enfrentamos en la vida. Pero lo que hacemos con nuestra ansiedad, y qué tanto tiempo permitimos que viva con nosotros, es la clave. Únete al Dr. Charles Stanley mientras define esta emoción destructiva, te muestra cómo ganar ventaja y te ayuda de una vez por todas a encontrar la solución de Dios a la ansiedad, llevándote a disfrutar una vida victoriosa y llena de fe.

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Nos gustaría agradecer a In Touch Ministries por proporcionar este plan. Para más información, por favor visita: https://intouch.cc/yv-victory-over-anxiety