Vivir renovado: Después del divorcioMuestra
Perdón
Perdonar a quienes nos han hecho daño es una de las cosas más difíciles que debemos hacer como cristianos. Puede sentirse como escalar una montaña insuperable. Mientras más grande sea el dolor, más difícil es escalar la montaña. Pero nuestro Dios es más grande que cualquier situación. Cuando le entregamos nuestro dolor, Él nos ayuda a perdonar.
Por un tiempo, convencí a mi esposo para que probaramos la consejería matrimonial. Fue increíblemente frustrante escucharlo hablar sobre el lado malo y feo de nuestra relación mientras convenientemente olvidaba lo bueno. Sentía que yo sola estaba haciendo todo lo posible para mejorar nuestro matrimonio y que él no se estaba esforzando del todo.
A medida que la voz de mi cabeza sonaba más enfadada, amargada y orgullosa, comenzaron a sonar las sirenas de alarma. Yo sabía que esta no era la postura de corazón que Dios quería para mí ni que esperaba de mi parte. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a servir con humildad y amor a las personas a nuestro alrededor, incluyendo aquellos que son difíciles de amar y a quienes nos han herido. Yo sabía que necesitaba perdonar a mi esposo y mostrarle compasión, pero no quería hacerlo. Quería castigarlo por haberse dado por vencido con nosotros.
A pesar de mis sentimientos, me forcé a dejar el resentimiento de lado y tomar el camino del perdón. Fue un arduo camino a través de mis sentimientos de dolor. Al descubrir heridas más profundas, tuve que pedirle a Dios que reemplazara mi dolor con Su sanidad hasta que un día me di cuenta de que ya no estaba enojada. Ya no sentía rencor hacia mi esposo. Por el contrario, me sentía triste por él y quería que él encontrara la misma sanidad que encontré en Jesús. Finalmente pude liberarme de la carga pesada que me había estado reteniendo y lo perdoné.
No sé por lo que has pasado, pero sí sé que el perdón es el mejor camino para avanzar. Tal vez necesites perdonar a tu esposo por romper la confianza, fallar al proteger tu corazón o no luchar por tu matrimonio. Tal vez Dios te esté pidiendo que perdones a la otra mujer porque Él la ama tanto como te ama ti. O bien, puedes estar experimentado dificultad para perdonarte a ti misma por las cosas que hiciste y que terminaron con tu matrimonio.
Sin importar tus circunstancias, Dios está esperando que le rindas todo a Él. Él quiere tomar tu dolor, culpa y enojo y reemplazarlos con Su paz y gozo. Perdonar a alguien no significa que lo que pasó estuvo bien o que no importó. Es un acto de obediencia que le permite a Dios sanarte. A través del perdón, Dios te libera del dolor de tu pasado para que puedas avanzar hacia la vida abundante que Él tiene para ti.
Dios Padre, estoy herida, pero elijo darte a Ti mi dolor y pedirte que sanes mi corazón. Ayúdame a poner mi confianza en Tu justicia y elegir la gracia y misericordia en lugar del enojo y rencor. Muéstrame cómo perdonar, incluso cuando no sienta hacerlo. Ayúdame a mostrar gracia a otros como Tú me las mostrado gratuitamente. Confórtame, guíame y dame Tu paz y gozo. En el nombre de Jesús, amén.
Acerca de este Plan
El divorcio aflige el corazón de Dios. Él odia vernos sufrir y cargando culpa, vergüenza y miedo. A pesar de nuestros errores, Él anhela que aceptemos Su gracia y sepamos que somos valorados, apreciados e irreemplazables. No importan tus circunstancias, este Plan te ayudará a encontrar la sanidad de tu divorcio, para que puedas vivir la vida redimida que Dios tiene para ti—una llena de esperanza, gozo y propósito.
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