Sueños RedimidosMuestra

La fe no nos hace inmunes a las dificultades de la vida. Hay momentos en los que se pierde el trabajo, los corazones están rotos, o nuestros seres queridos son llevados antes de su tiempo. 

Hay otras veces en las que nos quedamos esperando (y esperando y esperando) para que nuestros sueños se hagan realidad. El sueño de un niño, el esposo o esposa, o a que nuestras relaciones sean restauradas. Para que un ser querido supere una enfermedad o adicción. Para un descanso en nuestra carrera. Nuestros corazones se quedan doloridos por el anhelo de lo que aún no tenemos. A veces, nos duele tanto que nuestra esperanza se desvanece e incluso podemos dejar de soñar, por lo que ya no duele tanto. 

Dios se preocupa por nuestros sueños. De hecho, Él pone «los sueños de Dios» en cada uno de nuestros corazones. Pero, si deseo el sueño más que Dios, El Dador de los Sueños, hago del sueño un ídolo. 

Cuando tenía dos años, quería ser una actriz famosa. Como una niña, me pasaba horas delante del espejo desarrollando personajes.  El abuso y la explotación me descarrilaron de todos mis sueños, incluyendo ese mismo. Cuando comencé a andar con Jesús, decidí perseguir el actuar de nuevo. 

Estaba reservando trabajo y me lo estaba pasando genial construyendo una carrera, pero, pronto me di cuenta de que Dios tenía un sueño diferente para mi vida que el que yo había estando persiguiendo.  

Si soy honesta, mi deseo de ser actriz se debía en parte a querer tener importancia. Dios quería que encontrara mi valor en Él, no en el reconocimiento ni en la atención que podría recibir como actriz. También empecé a entender que Él quería que usara el dolor de mi pasado para traer esperanza y libertad a otros. 

Decidí seguir el sueño de Dios para mi vida y en 2003, encontré Treasures, un grupo de extensión y apoyo para víctimas de explotación sexual y trata. Cada día, ¡puedo ver vidas impactaras como resultado de mi decisión de segue el sueño de Dios para mi vida! Si hubiera continuado con mi sueño de ser una actriz, o aún peor, dejar que se convierta en un ídolo en mi vida, ¡me hubiera perdido el sueño que Dios tenía en mente para mi vida! 

Dios se preocupa por nosotros, y a Él le importan nuestros sueños. Él se preocupa lo suficiente como para estar dispuesto a desviarnos de lo que creemos que queremos, para que nos lleve a lo que tiene para nosotros. 

Hay un sueño de Dios para tu vida. Puede ser algo hacia lo que ya estás caminando, o podría ser algo completamente inesperado. Creo que mientras sostienes tus planes y sueños con las manos abiertas, y confíes en El durante el proceso, Él te llevará a la plenitud de lo que tiene reservado para ti.