20/20: La visión de Dios para mi vidaMuestra

Más que la entrada al cielo

Por Bobby Bogard

"Llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios" Filipenses 1:11.

En agosto de 1972, mi familia se mudó a la pequeña comunidad de Des Arc, Arkansas. Para ese entonces, mi madre ya había estado casada varias veces. Su esposo de ese momento tenía un hermano gemelo que era pastor de una iglesia del pueblo llamada Gospel Mission Church.

A pesar de que no fui a la iglesia de pequeño, las dos hermosas hijas del pastor me inspiraron a darle una oportunidad. Así que cuando un grupo de jóvenes apasionados por compartir el Evangelio de Jesucristo fueron en un viaje misionero a testificar a una comunidad cercana, me uní a ellos. Durante ese viaje, comencé a darme cuenta de que no tenía un testimonio personal y que estaba lejos de Dios. Me oponía a la necesidad que sentía de entregarle me vida a Dios y me resistía a Su llamado a la salvación. Pero, durante las siguientes dos semanas, ya no podía dejar de pensar sobre el amor sincero y genuino que pude ver en esos jóvenes. Había una guerra en mi interior por todo lo que tendría que renunciar si me convertía en uno de esos "locos por Cristo". Simplemente ser un cristiano no era "genial".

Luego—el miércoles 15 de agosto de 1972—sucedió. Había asistido a un servicio poderoso y mi corazón había sido suavizado lo suficiente para recibir el Evangelio. Mientras estaba sentado a la mesa de mi tío político para cenar, él me hizo la pregunta correcta en el momento indicado: “Bobby, ¿quieres ser salvado del pecado y tener la vida que sólo Dios puede darte?”. Ni siquiera respondí, corrí hacia la iglesia y me tiré frente al altar.

Me di cuenta de que el proceso de salvación es mucho más que una entrada al cielo. Aunque me convertí en hijo de Dios ese miércoles por la tarde, había muchas áreas de mi vida que necesitaban ser entregadas a Dios. Lo maravilloso de la salvación es que Dios nos salva para Sus propósitos en la vida. Nos salva del pecado y del infierno, pero Él también nos salva para tener vida y vida en abundancia (Juan 10:10). La Biblia dice que es despojarnos del viejo hombre y vestirnos del hombre nuevo (Efesios 4:20–24). Así que el Señor comienza a sanarnos y a salvarnos de nuestro pasado para darnos Su futuro en este vida.

A través de los años, Dios comenzó, amorosamente, a tratar con áreas de mi alma que habían sido herida y dañadas. Sanó las heridas causadas por palabras dañinas dichas por mi padre como: “Ya no eres mi hijo” y su mensaje escrito en el último cheque de manutención que decía: “Cuenta saldada.” Me salvó de los sentimientos de abandono que esas palabras habían creado.

Con el tiempo, mi relación con mi padre terrenal fue restaurada, pero mi Padre Celestial no terminó allí. Comenzó a salvarme de mi incapacidad de ser un buen padre. Trajo a mi vida hombres para modelar cómo debe ser un buen esposo, padre y hombre de Dios. Comencé a crecer a Su imagen, y mientras lo hacía, Él salvó mi casa (Hechos 11:14; 16:31). ¡Mi esposa Rose y yo rompimos la maldición generacional del divorcio en nuestra familia y celebramos recientemente 34 años de matrimonio! Actualmente, tanto mi hija como mi hijo están plantando iglesias con sus cónyuges. Falta ver aún lo que harán nuestros nietos, pero creo en las promesas de Dios que alcanzarán hasta mil generaciones de los que lo aman.

En retrospectiva, comprendí una verdad significativa sobre la salvación—hay una diferencia entre mi parte y la de Dios en el proceso. Pablo lo pone en perspectiva cuando dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8–9). Jesús me buscó cuando estaba en pecado, me amó a pesar de mis pecados y me liberó de las ataduras del pecado. Nunca he tenido la habilidad ni los recursos para salvarme a mí mismo. Cada aspecto de Su completa salvación es alcanzada por Sus obras y por Su poder para salvar.

¿Qué hay de tu vida? ¿Le has dado a Dios la oportunidad de salvarte? Puedes ver Su salvación trabajando en ti para terminar la obra que comenzó en ti? “Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2).

Ser cristiano implica más que una conversión instantánea—es un proceso diario por medio del cual creces para ser cada vez más como Cristo.
~ Billy Graham

Versículo de memoria

"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2:8–9.