El fin de mí por Kyle IdlemanMuestra

Llorar para ser feliz

Dicen que la vida no es más que un sueño, pero si es así, hay demasiados despertares abruptos en ella. Apuesto a que has tenido más de unos pocos. Me refiero a esos momentos en los que la vida estaba en control de crucero, pero luego algo sucedió y de repente te enfrentaste a un viaje difícil. El final de mí a menudo llega cuando mis sueños llegan a su fin.

Funciona así. De maneras sorprendentes, el sufrimiento abre espacio en nuestro espíritu para que conozcamos y experimentemos la bendición de la paz y la presencia de Dios. Sin sufrimiento, simplemente no podemos conocer su consuelo. En el duelo, experimentamos la bendición de la presencia de Dios.

El mensaje de Eugene Peterson parafrasea Mateo 5:4 de esta manera: “Eres bendecido cuando sientes que has perdido lo que más amas. Solo entonces podrás ser abrazado por Aquel más querido para ti.”

Al final de ti mismo tienes la oportunidad de experimentar la presencia de Dios como nunca antes. Tal vez has abrazado algunas cosas maravillosas y las has perdido. Pero no hay abrazo como el divino.

A menudo, la gente ora por un cambio en el exterior, cuando a Dios le importa más el cambio en el interior. Las personas oran por sus deseos y se dan cuenta cada vez más de que Dios respondió en función de sus necesidades.

También está el duelo que es nuestra respuesta al pecado en nosotros mismos y en nuestro mundo. El primer tipo de duelo se inspira en la devastación exterior. Este surge de la devastación desde adentro: la pecaminosidad que causa estragos en nosotros, en aquellos a quienes amamos y en el mundo que nos rodea. A lo largo de las Escrituras hay una conexión entre llorar por el pecado, de todo tipo, y recibir la bendición de Dios. Israel a menudo lloraba juntos como nación y recibía la bendición de Dios como nación.

Entonces, seamos claros. Caerás en el pecado. Todos lo hacen. Y aún tardarás en afrontar tu duelo. Todo el mundo es. Solo comprende que en tu vacilación para llorar tu pecado, también estás retrasando la bendición de Dios. No hay forma de llegar a esa bendición sin el luto que la precede.

¿Qué pasaría si enfrentaras el pecado en tu vida este mismo día con un período de duelo genuino? ¿Qué pasaría si pasas algún tiempo meditando, orando y afligido por el pecado en el mundo que te rodea?

Antes de pensar en todo eso, piensa en esto: te va a cambiar. Va a transformar tu perspectiva sobre ti mismo y tu mundo de una manera dramática. En esencia, estás eligiendo ver las cosas desde la perspectiva de Cristo, de adentro hacia afuera, y no puedes hacer eso sin volverte un poco más como Cristo.

Está muy lejos de la fe de "que tengas un buen día" que tendemos a predicar. Me di cuenta que. No es demasiado alegre ni alegre, pero está alineado con la verdad, y resulta ser el único camino hacia el gozo más profundo y pleno que Dios ofrece. Caminarás por el valle de la sombra, pero te prometo esto: nunca caminarás solo.