Lecciones de mi jardínMuestra
Semillas
En los fríos días de enero, comienza a llegar mi correo favorito—¡los catálogos de semillas! Claro, hoy en día puedo encontrar y comprar todo por internet, pero me encantan los diseños coloridos de flores y vegetales que aparecen en los catálogos. Mientras hojeo las páginas brillantes empiezo a soñar, me imagino días más calurosos con esas hermosas imágenes en mi terreno vacio.
Emocionada y con mucha esperanza, pido lo que necesito. Pero cuando llega, no es el producto final que aparece en las fotos del catálogo.
Todo lo que recibo son semillas.
Las semillas no son hermosas. Apenas son pequeños granos de color neutro o habichuelas. Eso es todo lo que son hasta que son plantadas en la tierra y regadas. Luego, ¿adivina qué pasa?
¡Mueren!
¿Ves? Morir es la única manera para que una semilla se convierta en algo más.
Después de que la semilla es plantada en la tierra húmeda, la semilla se hincha y se agrieta, y pierde su cubierta seca. Renuncia completamente a su identidad como semilla para convertirse en algo con mucho más valor—¡un brote! Y ese brote asienta una raíz larga y antes de darte cuenta sale un tallo en la tierra y comienzan a aparecer diminutas hojas verdes. Luego, eventualmente flores y después ¡fruto!
Este ciclo de crecimiento es una transformación milagrosa de muerte a vida—un intercambio completo de identidades.
Tu vida tiene el mismo potencial que esa semilla. Puedes aferrarte a tu corazón que quiere la autoconservación y la independencia. O puedes permitir que muera, entregándolo en las manos tiernas y capaces del Jardinero Jefe, que cuida de esa "semilla" y la cambia por una vida llena de fruto abundante.
El morir sucede cuando renuncias a lo que quieres para ti mismo. Sucede cuando cierras la boca cuando lo que quieres es decir muchas cosas. Sucede cuando decides considerar a los demás como más importantes que tú mismo.
Morir conlleva práctica. Muchas veces al día podrás escoger entre tomar tu cruz y seguir a Jesús, o seguir tus deseos humanos naturales.
Claro, pasarás por tormentas difíciles y te cansarás. Pero lo maravilloso de tu disposición de dar esa "semilla" muerta a Dios es que ¡el tamaño de tu confianza o esperanza no importa! Confiar en Él es la activación de tu fe, y Él la aumentará más de lo que puedes imaginar—¡de muerte a vida!
Ofrecerte a ti mismo y rendirte a Él sólo puede ser multiplicado y aumentado, porque con Dios es imposible ser disminuido. Él produce en ti todo el crecimiento, el florecimiento y el fruto que tú jamás podrías haber producido solo. Él es el Dios de abundancia, bondad maravillosa y gloria infinita.
¿Entregarás la "semilla"—tu corazón—en Sus manos amorosas? Él transforma todo lo que le ofrecemos.
Nunca temas porque al ofrecerle tu corazón a Él perderás tu identidad. Es en la ruptura que somos multiplicados, y en la muerte que nuestra vida verdadera comienza.
Acerca de este Plan
Las plantas y las vides, el agua y la tierra—tantas analogías usadas en la Palabra de Dios rodean la jardinería y las prácticas agrícolas, presentando paralelos para nuestra vida y nuestro corazón. Acompaña a Robin mientras comparte algunos de sus pensamientos a partir de la combinación de dos de sus mayores pasiones: la jardinería y la Biblia.
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