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Vivir renovado: el perdónMuestra

Living Changed: Forgiveness

DÍA 3 DE 6

Sanación

Recuerdo cuando era pequeña y me caía y me raspaba la rodilla. Sabía que eso significaba que el temido tratamiento con agua oxigenada no tardaría en llegar, ¡pero lo posponía todo lo posible porque escocía muchísimo! Por mucho que razonara, nunca conseguía que me lo echaran una sola vez sobre la herida. Siempre había que repetirlo hasta que quedara limpio, y soplar sobre él sólo me aliviaba un poco. No era una experiencia agradable, pero sí necesaria para curarme. 

Al igual que la cura de una rodilla raspada, sabemos que la sanación de las ofensas pasadas no es instantánea. Normalmente, cuánto más grande y profunda es la herida, más largo y doloroso es el proceso de sanación. Para que sanemos por completo y seamos capaces de perdonar libremente, necesitamos una ayuda que sólo viene de Jesús. 

Entregar nuestro dolor a Dios le permite comenzar a limpiar la amargura y la ira que, de otro modo, podrían supurar en nuestro interior y propagar la infección a lo largo de nuestra vida. Puede ser increíblemente difícil para nosotros volver a visitar las heridas del pasado. Pero cuando dejamos que Dios entre en esos espacios que nos duelen, Él nos ayudará a liberar nuestro resentimiento y nos dará la fuerza para perdonar.

Mientras que superamos el dolor, podemos mostrar nuestros verdaderos sentimientos a Dios. Él puede manejar nuestras emociones, ya sea de rabia o de dolor. Él quiere escuchar de nosotros, nuestra vida, incluso cuando es fea e imperfecta. Podemos gritarle o llorarle. Podemos pensar las palabras que no nos atrevemos a decir o gemir las que no sabemos cómo decir. Podemos escribir nuestras oraciones o cantarlas a pleno pulmón. Sea cual sea el método de comunicación que elijamos, Dios sólo quiere estar ahí. 

Como una rodilla raspada que se endurece al cicatrizar, Dios nos hace más fuertes a medida que nos sana. Él desarrolla nuestra perseverancia y le da un propósito a nuestro dolor. Aunque nuestras heridas pueden dejar cicatrices que se convierten en una parte de nuestra historia, no son parte de nuestra identidad. Podemos dejar ir nuestro dolor, pedirle a Dios que nos sane y elegir perdonar. 

Haz una pausa para revisar algo que te cuesta perdonar. Piensa en cómo te hizo sentir, en lo que crees de ti mismo como resultado, y en cómo ha afectado a tus relaciones. Luego declara que ya no tiene poder sobre ti y que está perdonado; pide a Dios que te ayude a sentirlo en tu corazón.

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

Living Changed: Forgiveness

Muchos de nosotros andamos por ahí curando las heridas heridas causadas por los dichos o hechos de otras personas. Luchamos continuamente con esa carga porque no deseamos o no sabemos cómo perdonar. Este Plan no es para que alguien se libre de su culpa o para hacernos sentir mejor. Es para ti. Es para que aprendas a perdonar y de esa manera poder sanar, liberarte del pasado y comenzar a vivir renovado.

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Nos gustaría agradecer al Ministerio de Mujeres Renovadas por proporcionar este plan. Para más infomación, visita: https://www.changedokc.com