En comunidad: hallando vida juntosMuestra

¿Le agrado a otras personas? ¿Me agrado a mí mismo?

Las redes sociales pueden crear una cultura de comparación. Es como un marcador digital que nunca duerme. Quedamos atrapados en la trampa de comparar la cantidad de Me gusta que obtuvieron nuestras fotos con las de otra persona. Vemos a un grupo de amigos que publican una foto de ellos mismos pasando el rato y se preguntan: ¿Por qué no fui invitado? ¿Por qué me siento tan solo?

Esto es de lo que debemos darnos cuenta: Lo que es digital a menudo puede ser engañoso. Estamos comparando toda nuestra vida con una instantánea de la de otra persona. Un feed filtrado puede hacernos pensar que todos los demás viven juntos mientras luchamos entre bastidores. En realidad, las personas que creemos que lo tienen juntas probablemente sientan la misma lucha que nosotros. Simplemente no vemos esa parte.

Es por eso que debemos dejar de comparar y competir. Jesús nos enseñó mucho sobre esto en Mateo 9:36. En esa historia, Jesús vio una multitud de personas y sintió una profunda compasión por ellos.

Ahora seamos honestos. Cuando ves una multitud de personas, ¿sientes compasión o sientes competencia?

Si vemos competencia, no tendremos compasión, y si no tenemos compasión, perderemos nuestra conexión.

Detengamos este ciclo interminable de comparación y, en su lugar, optemos por abrazar nuestra identidad en Cristo. ¿Cómo se ve eso?

Tu identidad no se basa en tus sentimientos, sino en la llenura del Espíritu Santo. Cuando sigues a Jesús, el mismo Espíritu que lo levantó de entre los muertos vive dentro de ti. Entonces, en los días en que sientas que no es suficiente, puedes recordar que los sentimientos cambian, pero nuestro Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. Y debido a lo que Jesús hizo por nosotros, Dios no ve tu pecado, Él ve a Su Hijo.

Estás hecho a imagen de Dios. Llevas el Espíritu Santo dentro de ti. En tus peores días o en tus mejores días, Dios te ama, está para ti y te eligió. Cuando no lo sientas , lee la Palabra de Dios de todos modos. Haz afirmaciones diarias arraigadas en las Escrituras para recordarte quién dice Dios que eres.

Cuando sepas quién eres, puedes dejar de comparar y comenzar a celebrar las formas únicas en que Dios creó a cada uno de nosotros.

Considera: ¿Cómo puedes dejar de comparar y comenzar a celebrar a otros en tu vida? ¿Qué pasos debes tomar para comenzar a creer realmente quién dice Dios que eres?

Ora: Dios, gracias por Jesús. Gracias por Tu gracia y Tu amor. Ayúdame a empezar a saber y creer lo que dices de mí. Ayúdame a dejar de compararme con los demás y empezar a celebrar a las personas que me rodean. Dame compasión por mí mismo y por los que me rodean. En el nombre de Jesus. Amén.