Ora por grandes cosasMuestra
El poder extraordinario de orar la Palabra de Dios
Dudaba en escribir sobre la oración. Otros escritos parecen ser sobre teorías teológicas sobre la disciplina espiritual de la oración y las historias de predicadores del siglo XIX que ejercen disciplinas de oración del viejo mundo que deberíamos considerar implementar en el siglo XXI. No tengo mucho que decir sobre eso. Pero sí sé que en mi tiempo de orar a lo grande, desbloqueé un poder que nunca antes había conocido y que cambió mi vida, mi familia y mi mundo para siempre.
Mirando hacia atrás, el cambio principal que hice fue tomar a Dios en Su Palabra. Reclamé la promesa de Santiago 4: 2–3 NVI, que dice: “Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y se hacen la guerra. No tienen, porque no piden. Y, cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones". Le recordé a Dios Su promesa en Efesios 3: 20–21, que dice que Dios puede hacer mucho más de lo que pedimos o imaginamos.
Dios responde las oraciones que se alinean a Su voluntad. La mejor manera de conocerla es leer las Escrituras. Orar sobre las Escrituras alinea nuestras palabras con la voluntad perfecta de Dios, creando un nuevo poder detrás de nuestros pedidos. Tenemos una herencia eterna y un poder invencible que Satanás espera que nunca aprovechemos, pero está esperando, queriendo y listo para ser desatado. Es más fantástico que la caja de Pandora y más lleno de aventuras que el armario de Narnia. Es tu destino esperando ser reclamado.
Creamos intimidad con Jesús enfrentando nuestros problemas, dudas y luchas que parecen amenazar nuestra propia existencia. Lo entendemos al elegir no rendirnos. Nos despertamos diariamente con los ojos fijos en Jesús, con la resolución: "Que me mate! ¡Ya no tengo esperanza! Pero en Su propia cara defenderé mi conducta" (Job 13:15 NVI). Hay que ganar una guerra, pero hasta que llegue ese día, Dios nos da el poder de ganar cada batalla que conduzca a ella. Los tiempos difíciles recuerdan que este mundo no es un patio de recreo sino un campo de batalla que exige que oremos a lo grande. No estamos solos. Por Cristo, tenemos poder, aun en medio de la derrota, para perseverar y seguir orando a lo grande.
Padre, enséñame a orar Tu Palabra, a alinear mi voluntad con la Tuya y a nunca rendirme al adorar al único Dios verdadero con todo mi corazón, alma y mente. En el nombre de Jesús, amén.
Escritura
Acerca de este Plan
¿Qué es lo que te impide orar en grande? Al compartir su historia de las respuestas que cambian la vida de Dios a las oraciones audaces, Julia Jeffress Sadler trae el desafío de tomar a Dios en Su Palabra y verlo moverse como nunca antes. Esta semana, aprenderemos a orar con audacia y a esperar las respuestas de Dios. La verdadera rareza no está en que Dios responda grandes oraciones, sino en que oremos en grande.
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