20/20: Considerado. Escogido. Enviado. Por Christine Caine Muestra
AMEMOS A NUESTRO PRÓJIMO
Y he aquí un interprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquel respondiendo, dijo: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto y vivirás. Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? Lucas 10:25-29 RVR1960
La historia del buen samaritano es una parábola que Jesús contó acerca de un hombre que estuvo en el lugar y el momento equivocado; atacado por bandidos, dejado medio muerto y arrojado a la orilla del camino para morir.
Según la historia, los dos primeros en llegar al hombre eran religiosos, un sacerdote y un levita, ambos conocían la Palabra de Dios y tenían posiciones de autoridad en la sinagoga. Ambos pasaron de largo. El tercer hombre, que no era religioso, sino un samaritano, fue movido por la compasión. Fue hacia él.
Los tres iban a otro lugar, pero solo uno estaba dispuesto a ser interrumpido e incomodado. Solo uno dio de su tiempo y recursos. Y resultó ser un samaritano, un hombre de una raza y cultura de un pueblo despreciado por los judíos. Este hombre amó como Dios ama, rompiendo una barrera de prejuicio y discriminación. Amó a su prójimo como a sí mismo.
Después que Jesús contó esta historia, dio una instrucción: “Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:37).
Cuando me enteré por primera vez de la trata de personas, Dios usó esta historia para guiarme hacia mi futuro. Él me enfatizó un punto: “Él se le acercó” (Lucas 10:34).
Yo era una mujer ocupada, esposa y madre de dos hijos, con mucho quehacer, pero Dios quería interrumpir mi vida y mis planes para su propósito. Dios quería que cruzara el camino por personas que nunca conocí ni sabía que existían. Él quería que saliera a buscar a los hombres, mujeres y niños perdidos, atrapados en la esclavitud moderna.
¿Quién es tu prójimo?
Para mí, las víctimas de trata de personas son mi prójimo. Las personas que conozco en las iglesias son mi prójimo. La mujer que vive al cruzar la calle y la persona sin techo que veo son mi prójimo. La persona que necesita algo que le puedo proveer es mi prójimo.
Si vamos a alcanzar a nuestro mundo, entonces necesitamos ver que todos son nuestro prójimo. Cada persona es digna de nuestro amor sin importar sus creencias, acciones o actitudes; porque Dios los ve necesitados de ser amados y redimidos por su gracia.
ORACIÓN
Dios, elijo cruzar el camino, ayudar a mi prójimo, amarlos como a mí mismo/a. Gracias por motivarme y ayudarme siempre a recordar que no estoy demasiado ocupado/a para ellos. En el nombre de Jesús, amén.
Adaptado de 20/20: Seen.Chosen.Sent por Christine Caine. Derechos de autor © 2019 por Christine Caine. Reproducido con permiso de Lifeway Women. Todos los derechos reservados.
Acerca de este Plan
¿Te imaginas sentirte tan considerado por Dios que no puedes evitar considerar a los demás? ¿Te imaginas que tu vida cotidiana tenga un impacto significativo y eterno? Este devocional de 7 días de Christine Caine te ayudará a descubrir cómo Dios te ha considerado, elegido y enviado para que consideres a otros y los ayudes a sentirse considerados como Dios los ve: con una visión 20/20.
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