Creyendo por Milagros - Milagros en HechosMuestra

Los sentidos no son una guía segura cuando se trata de conocer el propósito de Dios. La fe que brota de la Palabra de Dios es lo que nos guía e impulsa. Pablo acababa de ser librado de una tempestad y ahora, al llegar a Malta, una víbora le mordió cuando recogía una brazada de leña. Podía haber pensado que había llegado su hora y que el destino le tenía reservada una muerte inminente. Eso fue lo que pensaron los habitantes de Malta. Sus dioses les habían enseñado que todo lo que ocurre es por voluntad divina. Pero Pablo no pensaba así. No exclamó: “¡hágase la voluntad de Dios!”. Pablo sabía cuál era la voluntad de Dios: predicar el evangelio en Roma ante el César. Las circunstancias no le manipulaban. Sabía en quien había creído y que “en todo esto vencemos de sobra” (Romanos 8:37). Su fe produjo el milagro. Su fe en su Dios, cuya bondad y poder había experimentado en tantas ocasiones y que le había prometido llevarle siempre en su victoria (2 Corintios 2:14). Esa fe le hacía atravesar las circunstancias adversas y salir triunfante de cada una de ellas.

- ¿Alguna vez te has preguntado cómo es posible que Dios permita que pase algo desagradable?
- Según este pasaje, ¿cómo deberíamos reaccionar ante una adversidad?
- Gracias Señor porque tu Palabra es nuestra guía y las circunstancias tienen que doblegarse ante ella.