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Marcos 12-13 | Por el amor de Dios
Bienvenidos todos. Hoy abordaremos dos temas de marcado contraste: la hipocresía religiosa y el amor incondicional. La diferencia entre estos dos temas es tan sorprendente hoy como lo ha sido siempre. La hipocresía nos aleja de la religión en disgusto, pero el extraordinario amor de Dios nos llama de vuelta. ¿Pero, cómo reconciliamos esa división?
Aquí en el evangelio de Marcos, es esa división la que lleva nuestra historia rápidamente a un punto crítico. Hemos estado siguiendo la historia de Jesús durante una semana, pero para los discípulos, han pasado tres años, y Marcos 12 nos lleva a la última semana de vida de Jesús. El escenario es Jerusalén, y grandes multitudes se han reunido de todo Israel para celebrar la fiesta de la Pascua.
La Pascua es una celebración religiosa, ya que los judíos conmemoran cómo Dios los rescató de la esclavitud y los salvó de la muerte con la sangre de un cordero. Por ahora, solo recuerda que la ciudad está llena para el festival, y todos están hablando de Jesús. Sin embargo, las opiniones sobre Jesús están profundamente divididas. Muchos están asombrados por sus milagros y su enseñanza, pero los líderes religiosos están enojados. Desprecian la compasión de Jesús; no pueden entender su amor por los pecadores.
¿Cómo es que algunas personas pueden parecer tan devotas a Dios y, sin embargo, tan desprovistas de amor? Estudiaron la ley de Dios, pero se equivocaban mucho. Jesús los llamó hipócritas, honrando a Dios con sus labios mientras sus corazones estaban lejos (Marcos 7: 6). Cuando Jesús llegó a principios de semana, descubrió que habían transformado la Pascua en una oportunidad más para tomar el dinero de la gente.
Para mí, el conflicto aquí refleja una profunda división existente en la práctica cristiana hasta el día de hoy. Jesús nos ordenó amar. Los cristianos deben estar marcados por el amor. Sin embargo, a menudo somos conocidos por la hipocresía crítica y sin compasión. Nos parecemos a los que Jesús habló en contra. No debe ser así.
En cuanto a los líderes religiosos, Jesús expuso su avaricia y arrogancia una y otra vez, y ahora están buscando una manera de matarlo. En el capítulo 12, desafían a Jesús con una gran cantidad de preguntas. Cuestionan la autoridad de Jesús e intentan hacer que se tropiece con algún truco particular de la ley de Dios. La ironía en todo esto es que estos hombres tan devotos a las minucias de la ley de Dios, perdieran el verdadero sentido de la ley.
Sin embargo, no había uno igual a otro. Observa el verso 28:
«Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿De todos los mandamientos, ¿Cuál es el más importante?»
Una gran pregunta.
« El más importante es: "Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, es el único Señor, contestó Jesús. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. (Marcos 12:29-30).
El primer mandamiento comienza recordando que el Señor es Uno..Ahora, la Biblia nos enseña que el Padre es Dios, Jesús es Dios y el Espíritu Santo es Dios. Los tres son un solo Señor. Y el mandamiento es amar a Dios ¡con todo! Jesús continúa:
«Y el segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos» (Marcos 12:31).
Así que, la ley se resume en amor. La voluntad de Dios para nosotros es más que libro de normas. Es amor: amar a Dios, amar a otros. Verso 32:
«Bien dicho, Maestro, respondió el hombre...»
Guao. En un mar de hipócritas, un hombre hace una pregunta genuina y toma la respuesta en serio. Muestra humildad, y cuando Jesús ve la sabiduría del hombre, le dice: "No estás lejos del reino de Dios."
Observa el contraste. Los hipócritas hablaban acerca de la ley con sus corazoneslejosde Dios. Pero este hombre seacercóal reino de Dios cuando entendió que el amor es el verdadero centro de la ley. Amar a Dios y amar a otros.
El amor al que nos llama Jesús es una revolución. Amar a nuestro vecino, amar a los pecadores, amar a nuestros enemigos. Amor incondicional, con una gracia inmerecida y una misericordia que se desborda. Nuestro más grande trabajo por Dios no tiene ningún valor y está vacío si no tenemos amor (1 Corintios 13:1-3).
Aquí encontramos el otro lado de la historia cristiana. Personas que no juzgan, sino que se compadecen. Personas que emprenden los actos de sacrificio por amor más asombrosos e inimaginables: cuidar a los huérfanos y a las viudas, a los menospreciados, y los marginados, sin importar raza, o credo o religión o genero o sexualidad onada. Dan sus vidas. Esta gente me asombra. Ellos solo...aman.
Oro porque tengas la bendición de conocer alguna de estas personas. Oro más aun porque nosotros seamos esas personas. Y ¿adónde en este mundo podemos aprender este tipo de amor? continúa siguiendo a Jesús, y encontraremos la respuesta.
Para la reflexión y discusión
- ¿Cuáles dice Jesús que son los dos mandamientos más importantes? (V. 29-31). ¿Por qué piensas que esos son los dos más importantes?
- ¿Has conocido personas que se enfocan en la ley de Dios y dejan escapar el centro del amor de Dios? ¿Por qué crees que pasa esto?
- ¿Has conocido personas que muestran el amor incondicional de Dios de forma real y práctica? Comparte su historia.
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