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Eres un predicador
Estamos ocupando un espacio único en el tiempo y la historia, cuando los recursos son interminables. Libros inspiradores, sermones instructivos y podcasts alentadores están literalmente en nuestras manos y en nuestros bolsillos.
Pero, ¿qué hay de esos abrumadores e inesperados momentos cuando estás desarmado, desprevenido y el viento te golpea de frente? Las preguntas sobreabundan pero las respuestas escasean. El dolor grita más fuerte que tu fe. El miedo aprieta tan fuerte alrededor de tu cuello que es difícil respirar.
En esos breves segundos en que tus pensamientos corren con desenfreno, recuerda: eres un predicador.
El autor de este Salmo hizo una introspección proclamando: “¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!" Salmo 42:5 NVI.
Así como el salmista, tú tienes el poder de examinar tu alma y predicarte a ti mismo. Sin embargo, tu prédica será tan buena como tu preparación. Para recordar la verdad, primero debes conocer la verdad y hablar la verdad de la Palabra de Dios.
Cuando estás confundido: Los pensamientos de Dios no son mis pensamientos, ni Sus caminos son los míos. (Isaías 55:8) Pero yo elijo creerle, no mi propio entendimiento limitado. (Proverbios 3:5) Puedo generar muchos proyectos, pero sus designios prevalecerán. (Proverbios 19:21)
Cuando fracasaste:Sólo por la gracia de Dios he sido salvado, no por algo que he hecho o dejé de hacer. (Efesios 2:8) En la cruz, Jesús pagó el precio del pecado una vez y para siempre! (Hebreos 9:12) Gracias a Dios, Su poder se perfecciona en la debilidad. (2Corintios 12:9)
Cuando tienes miedo: Dios no me ha dado un espíritu de temor. (2Timoteo 1:7) Puedo echar mis miedos sobre Él porque Él cuida de mi. (1Pedro 5:7) Jesús dijo, en el mundo tendrán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. (Juan 16:33) Dios es mi refugio. (Salmo 62:7)
Crees que no estás calificado para predicarte? Piénsalo otra vez. Los discípulos eran hombres sencillos que simplemente estuvieron con Jesús. Lo mismo puede ser verdad para nosotros. Podemos indagar en la Palabra, preguntarnos lo difícil y recordarnos la verdad.
Recuerda, ¡eres un predicador!
—Jenn, Dominando pensamientos rebeldes predicando la Palabra de Dios
Ora: Dios, ayúdame a recordar que tengo el poder de animarme a mí mismo. Puedo pelear las tormentas de mi mente con Tu poder. Ayúdame a recordar la verdad que leo en Tu Palabra para predicarme con ella.
Acerca de este Plan
Todo está en tu cabeza. Pero, ¿y si eso es algo bueno? Nuestros pensamientos son más que una reacción a lo que está sucediendo en nuestras vidas, son una fuerza poderosa para dar forma a lo que somos y a lo que podemos llegar a ser. Aprende de gente común, tal como tú, a usar la poderosa verdad de Romanos 12:2 para desatar la mente maestra que está en tu interior.
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