Guía tu mente, guarda tu corazón y cuida tu lenguaMuestra

Si no frenamos nuestras lenguas ni las controlamos, ¡pueden ocasionar un incendio! Pueden tener un tamaño insignificante y raramente se les ve, pero son capaces de ocasionar gran daño y destrucción. En el mundo invisible, que es más real que el mundo que vemos con nuestros ojos, cada vez que somos poco amables con alguien con nuestras lenguas podemos ocasionar un gran incendio. Cuando tú o yo decidimos ridiculizar a alguien, esa vida, injustamente, se ve envuelta en llamas. Del mismo modo, cuando decidimos difundir un rumor sin fundamento, quemamos algo muy valioso en la vida de una persona.

Santiago tiene muy claro dónde nace esta predisposición: en el infierno. El fuego viene del fuego; el fuego que tu lengua propaga fue recogido de los fuegos del infierno. El enemigo a menudo trata de influir en las decisiones que nuestras lenguas toman, pero hay una manera de detener su influencia y alejarlo. En Santiago 3, se te dice que debes poner ese freno; entonces debes ser el capitán de tu barco y utilizar tu timón para dirigirlo fuera de aguas turbulentas y tormentas torrenciales. Finalmente, debes declarar que tu lengua nunca prenderá otro fuego.

Aunque tu lengua tiene la capacidad de incendiar la vida de las personas a través de la negatividad y el habla insensible, siempre recuerda que también tiene el poder de elevar la vida de las personas con positividad y aliento, especialmente de aquellos que están más cerca de ti. Cuando tu discurso está condimentado con gracia, y cuando las palabras de tu lengua son generosas con la comprensión, estás haciendo que la vida de alguien florezca como un jardín bien regado. Tu lengua es capaz de traer un nuevo crecimiento al mundo de una persona y ofrecer una salud extraordinaria a tus relaciones. ¡Qué posibilidades divinas!

Aplicación personal: Haz un punto para pasar el tiempo en oración pidiendo a tu Padre Celestial que se haga cargo de tu lengua fuera de control y que la convierta en un medio de bendición para otros.