Vampiros relacionalesMuestra

Relaciones controladoras

Personas controladoras, personas críticas, personas absorbentes, personas hipócritas, ¿por qué nos da la sensación de que son vampiros de la vida real? ¡Quizá porque en parte lo son!

Piensa en ello. Si la relación con esas personas puede llegar a chuparte la vida, entonces... vale, ya lo has entendido.

Pero, espera. En ciencia, cuando un organismo toma dañinamente de otro sin devolver ningún beneficio, se denomina una relación parasitaria. Sí, es injusto y desigual, pero aun así se llama relación. ¿Ves por dónde voy? Una relación consta de dos partes. Uno toma y otro, de alguna manera, da.

No hay diferencia en una relación controladora. Una persona está cogiendo algo mientras que otra persona está permitiendo algo.

Esto puede sonar simple, pero puede llegar a ser muy confuso y doloroso cuando estás en medio de una relación así. Alguien toma todas las decisiones o se queda con todas las oportunidades. No importa cuánto des, no es suficiente. Puede que sea sexo, poder, dinero, o culpa lo que utilizan para salirse con la suya. Tal vez lo hagan todo por los que tienen a su alrededor porque quieren que las cosas se hagan «bien», y no son conscientes de que esto menosprecia las contribuciones de los demás. Tal vez son la pareja o el jefe que habla de una manera pasivo-agresiva, o directamente lanza amenazas agresivas. O puede que, como muchos de nosotros, tú seas a veces un loco del control.

De acuerdo, párate ahí. Tómate un minuto para respirar y orar.

Jesús, ¿puedes mostrarme con amor las relaciones en las que, enfermizamente, estoy cogiendo algo o permitiendo algo? ¿Me darás la fuerza y el valor para dar pasos hacia la sanidad y la libertad? ¿Reemplazarás mi necesidad de control o de agradar a otros, con tu amor, confianza y libertad? Amén.

¿Eres un controlador? Pide ayuda a alguien en quien confíes. ¿Recuerdas cómo Dios hace algunos de sus trabajos más increíbles mediante las relaciones? Díselo a tu pareja, a tus amigos, y piensa seriamente en la posibilidad de hablar con un terapeuta. Probablemente tengas algún tipo de dolor que Dios quiere sanar. Es posible que hayas pasado un tiempo doloroso siendo tú mismo controlado.

¿Eres un "permitidor"? Díselo a algunas personas que sean consistentemente dadores de vida y dignos de confianza. Si estás en una situación segura con la persona controladora, habla con ella y pon algunos límites. Si ves que tiene sentido, implica a una tercera persona en la conversación. Si estás experimentando abuso físico o emocional, habla con alguien que te dé seguridad, como un terapeuta, un pastor, o alguna autoridad de manera inmediata.

Memoriza esto para cuando lo necesites: Cristo nos liberó para que fuéramos libres.