Gracia Irresistible

Como pecadores, queremos un trozo del pastel — queremos una parte de nuestra salvación. Pero la verdad es que, en primer lugar, que el pastel nunca fue nuestro. Es un regalo ... y el regalo más grande que jamás podríamos recibir. Efesios 2:8-9 dice: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe". La fe y el arrepentimiento son un regalo de Dios ... No hay más remedio. No sería gracia si nosotros tuviéramos algo que ver con ella (Ver Hechos 11:18). Las Doctrinas de la Gracia muestran la voluntad soberana de Dios en todas nuestras vidas. Y la doctrina en la que nos centraremos hoy es la gracia irresistible de Dios, que nos sostiene para siempre.

Rara vez me encuentro con cristianos que se atribuyan el mérito de su conversación. Y si lo hago, probablemente podría decir que no comprenden verdaderamente la depravación de su pecado y el poder de Dios para redimirlos. Hay algo acerca de la verdadera gracia en el corazón recién convertido que nos hace querer dar toda la gloria a Dios por el resto de nuestros días. Si tuviéramos el poder de salvarnos a nosotros mismos, ¿Por qué algunos creen cuando escuchan el Evangelio y otros no? ¿Es porque somos más listos y menos pecadores que los que se apartan de la fe? Absolutamente no. Podemos saber que no es por obra nuestra el salvarnos, sino que es por la gracia divina de Dios. Esto es lo que entendemos por gracia irresistible.

Se llaman Doctrinas de Gracia por una razón específica: Todo se reduce a gracia sobre gracia. Una vez que Dios te cautiva y expone tu pecado, el Evangelio es revelado de una forma que es completamente irresistible. No estamos diciendo que cada influencia del Espíritu Santo no pueda ser resistida — sino que estamos enfatizando el hecho de que el Espíritu Santo, en Su divina elección, puede vencer toda resistencia y hacer Su influencia irresistible. En 1 Corintios 1:22-24, Pablo dice: "En efecto, los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios." La llamada eficaz de Dios hacia Él vence la resistencia del Evangelio. La resistencia no contradice la soberanía de Dios — en todo caso, expone sus caminos soberanos más plenamente. Dios permite la resistencia y la vence cuando elige hacerlo en Su tiempo perfecto (Leer Salmo 115:3 y Daniel 4:35). Debería ser obvio a partir de esto que la gracia nunca implica que Dios nos obliga a creer en Él y a seguir a Jesús en contra de nuestra voluntad; creer, arrepentirse y seguir son siempre por nuestra propia voluntad. En esencia, nos estaríamos contradiciendo si decimos que Dios nos obliga a creer en Él (Ver Romanos 9:14-23)

Las enseñanzas de Pablo ejemplificaban esto a lo largo de toda la Escritura, y los opositores cuestionaban la voluntad de Dios. Pablo responde en Romanos 9:20-21 exclamando: ¿Quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” Nuestros corazones son tan increíblemente perversos que aunque quisiéramos conocer a Dios, no podríamos por nuestra propia voluntad — Algo tan sucio e inmundo nunca podría ver el rostro de Dios a menos que Él nos trajera a Sí primero. La gracia irresistible se refiere a la obra soberana de Dios para vencer la rebelión pecaminosa de nuestros corazones y nos llama a Cristo para que podamos ser salvos. Debemos comprender plenamente nuestra total depravación para poder aceptar la gracia irresistible. Si estamos muertos a nuestros pecados, incapaces de entregar nuestras vidas a Cristo debido a nuestra naturaleza caída, entonces nunca vendríamos a Cristo a menos que Dios nos llamara a Él personalmente, venciendo nuestra propia rebelión. Romanos 8:7-8 declara: "Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden, y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios." Así que, para la persona que dice que podemos usar nuestra libertad para resistir o aceptar la gracia de Dios, esto no es bíblico. La Biblia nos enseña que aquellos que están en la carne no pueden y no agradarán a Dios. Es sólo por intervención divina — por Su voluntad — y por Él dándonos una nueva y humilde naturaleza para hacerlo. Como dijo Charles Spurgeon: "Creemos que el trabajo de la regeneración, conversión, santificación y fe no son un acto del libre albedrío y poder del hombre, sino de la poderosa, eficaz e irresistible gracia de Dios." Cristianos, esta revelación debería ser más que liberadora. Ya no tenemos la presión de nuestra salvación recayendo pesadamente sobre nuestros hombros; en cambio, nuestra salvación está en manos de nuestro Padre eterno... y en Sus manos descansa gracia sobre gracia.

Por Raegan Thornhill

Preguntas de discusión para el diario:

1.¿Has oído o te han enseñado la doctrina de la gracia irresistible? En caso afirmativo, ¿Qué cree que significa? Si no, ¿Cuál crees fue tu reacción inmediata? ¿Por qué es esta una doctrina importante para entenderla?

2.¿Qué creías que quería decir Jesús en Juan 3:5 con lo de "nacer del agua y del Espíritu?" ¿Qué creías que significaba nacer del agua en este contexto? ¿Cambió la lectura tu forma de entenderlo?

3. ¿De qué manera el pasaje de Ezequiel 36:25-27 es una descripción del trabajo de la obra de regeneración, así como una prefiguración del Evangelio?

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