Cruz & CoronaMuestra

Justificación & Reconciliación

La Palabra de Dios nos advierte de que la ira de Dios vendrá de forma justa sobre los pecadores (Romanos 5:8-10), pero los que son justificados por la sangre de Cristo estarán a salvo de tan terrible castigo. La justificación se refiere a que el Padre acepta la muerte de su Hijo como retribución completa por nuestros pecados (Romanos 3:23-26). Jesús es el sustituto apropiado porque es el Cordero de Dios libre de pecado.

Además, se nos declara justos a ojos del Señor. Piensa en la justificación como en una transacción legal en la que Jesús pasó toda nuestra iniquidad a su cuenta para luego saldar la deuda. Después, tomó el historial de su vida perfecta y lo transfirió a nuestra cuenta. Ahora, al mirarnos, lo que Dios ve es la perfección de Cristo. Ya no somos culpables sino que se nos declara legalmente justos, aunque no siempre actuemos como tal.

¡Qué gran privilegio el de ser justos a los ojos de Dios! Ahora bien, esto no significa que los cristianos puedan ir por ahí haciendo lo que les de la gana. Recordad: “habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo” (1 Corintios 6:20). Somos hijos de Dios, pero si empezamos a comportarnos como hijos del diablo, nuestro Padre celestial será fiel en disciplinarnos para enderezar nuestro camino. El regalo de la justificación debería motivarnos para vivir vidas que reflejen nuestra postura intachable ante Dios.

Cuando una relación que se caracterizaba por la separación y la enemistad se convierte en una de aceptación y restauración, ese cambio es conocido como “reconciliación.” En el momento que Adán y Eva desobedecieron al Señor, la relación entre Dios y la humanidad se rompió, pero el Padre tomó la iniciativa de traer restauración mandando a su Hijo al mundo. Por medio de su sangre en la cruz, Cristo hizo posible la reconciliación estableciendo la paz entre Dios y el ser humano. Es más, Él nos presenta libres de culpa ante el Padre (Colosenses 1:19-22). Toda barrera ha sido levantada y cada cristiano tiene acceso a una relación intima con el Señor.