Viajando con Jesús - Devocional de Cuaresma de 40 díasMuestra

Aquel que es nuestro Defensor no se defendió a Sí mismo. Aquel que es nuestro Intercesor no habló en favor de Sí mismo. Aquel que es nuestro Escudo y nuestra Fortaleza no trató de protegerse a Sí mismo.

Él eligió ser vulnerable para que nosotros tuviéramos la victoria.

Pilato está frente al más insólito Rey, se debate entre lo que debería hacer y la presión de la multitud en el exterior. El gobernador romano va de aquí para allá entre la beligerante turba y Jesús. Parece nervioso. 

En contraste, Jesús se mantiene en su perfecta realeza. Él sabe exactamente lo que va a suceder y es inmutable en Su decisión de lograrlo. 

En el Evangelio de Juan, Pilato le pregunta a Jesús. “¿No sabes que yo tengo el poder de liberarte o de crucificarte?”

Jesús está completamente tranquilo al responder, “No tendrías ningún poder sobre mí si no te fuese dado de arriba”.

Jesús descansó en la Soberanía de Dios. Incluso en Su condición de hombre, no permitió que las dudas y miedos lo asalten ni trató de evadir el juicio. En cambio, confió en que Su Padre estaba en perfecto control. Él veía el panorama completo. El gran, gran, panorama. Él veía las cosas desde una perspectiva eterna —y entregó Su vida por nosotros.

Aplicación

¿Estoy descansando en la soberanía de Dios? ¿Tengo miedo por mi futuro? ¿Permito que Dios sea mi Defensor o tengo la necesidad de defenderme constantemente?

Inclínate

Padre Celestial, gracias por el ejemplo de Jesús que estuvo en silencio ante las autoridades. Gracias porque nos muestra lo que significa confiar en Tu soberanía y descansar en Tus promesas. Gracias por el mayor regalo de todos —la vida eterna en Jesús. Amén