Principios de vidaMuestra

Propagar la bendición de Dios

Principio de vida 25: Dios nos bendice para que podamos bendecir a otros.

Dios nos salvó a ti y a mí para que sirviéramos como ejemplo para otros de su amor y misericordia obrando en y a través de la vida humana.

Mucha gente parece pensar que la única razón para la salvación es que una persona vaya al cielo cuando muera. La vida eterna es parte del plan de perdón de Dios, pero esa no es la única razón de nuestra salvación. Dios nos salvó para que cada uno de nosotros refleje Su naturaleza, para que podamos ser Su pueblo en esta tierra, haciendo el tipo de obras que Jesús mismo haría si estuviera caminando en nuestros zapatos, a través de nuestro mundo, durante nuestras vidas. Él desea manifestar Su carácter a través de nuestras personalidades y dones.

Cuando permitimos que Su Espíritu Santo obre en nosotros y a través de nosotros hacia los demás, nos convertimos en vasos de Su amor en acción. Comenzamos a reflejar Su compasión, amor y misericordia hacia los demás. Y al hacerlo, nos convertimos en sus testigos.

Dios nos llama a servirnos los unos a los otros tal y como lo hizo Jesús. Él no te salvó ni te llamó al servicio para que pudieras ser exaltado, alabado, glorificado o puesto en un pedestal. Él te salvó para que pudieras servirle a Él y a los demás. Cuando hacemos esto, lo honramos con nuestras vidas. Lo más importante que puedes hacer además de aceptar a Cristo como tu Salvador es entregarle tu vida y permitirle que te guíe cada día.

Algunos piensan erróneamente que lo que hacemos no es importante para Dios, pero esto está lejos de ser cierto. Él tiene un plan para cada uno de nosotros. Cuando tomemos la decisión de caminar por fe, Él nos lo revelará, y ese plan siempre incluye servicio y dedicación a Él y a aquellos que trae a nuestras vidas.

Dios nos amó para que pudiéramos amar a los demás. Él nos bendice para que podamos bendecir a otros. De eso se trata la vida cristiana.