Ayuna como DanielMuestra
Gracia de principio a fin
¿Esperas escuchar la voz de Dios? Cuando oras, ¿esperas a que Él responda? Te lo diré directamente: no escucharás Sus respuestas si no esperas que hable o abras tus oídos espirituales para escuchar.
Muchos piensan que Dios ya no habla, como si tuviera laringitis y simplemente hubiera dejado de hablarle a la gente en algún punto en el pasado. Nadie tiene tiempo para eso. A algunos les han enseñado esto, mientras que otros sólo piensan que no les pasa a ellos, como si Dios les hablara a los grandes líderes de las iglesias, pero son una excepción especial.
Pero, ¿le habla Dios a gente normal como tú y yo?
¡Sí! Lo hace. Él nunca cambia y nunca ha dejado de hablarle a Sus hijos.
¡Pero nosotros hemos dejado de escucharlo!
Déjame pintarte una imagen. Digamos que llamo a mi esposa, LaKendria, y en un sólo y gran respiro le digo todo sobre mi día, todo lo que quiero que sepa, mi lista de compras, mis preocupaciones acerca de nuestros dos hijos y los desafíos que enfrento en mis negocios e inmediatamente cuelgo.
¿Qué clase de conversación es esa? ¿Una buena? Definitivamente no—¡probablemente más tarde escuche un "¡DISCULPA!" si fuera así como le hablara a mi esposa todo el tiempo!
Así que, ¿por qué le hacemos esto a Dios?
En la lectura de hoy, verás cuán increíblemente paciente es Dios con nosotros mientras le enseña a Elías cómo escuchar Su voz. Elías realizó grandes milagros para Dios, pero más allá de la sorpresa y el asombro del poderoso viento, un terremoto y un fuego, Elías encontró que el sonido de la voz de Dios no era un grito.
Era un susurro apacible.
Si no estás escuchando, puedes fácilmente perderte un susurro.
¿Estamos escuchando? ¿O levantamos el teléfono de la oración, llamamos a Dios, le tiramos todo, le damos nuestra lista de quehaceres y después colgamos?
Quiero que termines este ayuno esperando oír el susurro apacible de Dios. Jesús dijo que sus ovejas, somos todos nosotros quienes escuchamos Su voz. No se ha quedado en silencio y nunca has orado y ayunado realmente hasta que lo has hecho con la esperanzadora expectativa de oír a Dios respondiéndote.
Él tiene una palabra para ti hoy: "Quédense quietos, reconozcan yo soy Dios” (Salmo 46:10 NVI).
Ahora, escucha.
Escritura
Acerca de este Plan
¡No me gusta el ayuno! Seamos honestos; no hay nada divertido acerca de negarte las comidas que te gustan y el estilo de vida cómodo que llevas. Puede que no me guste el ayuno, pero amo los resultados. ¡El Ayuno de Daniel ha CAMBIADO MI VIDA! Si te comprometes con el ayuno y sigues este Plan, cambiará la tuya también. Hagamos espacio para Dios en este increíble viaje mientras ayunamos como Daniel.
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