Ayuna como DanielMuestra
Sección IV: Expectante
Sí creo
Hoy vas a leer el que puede ser uno de los ejemplos más sinceros en toda la Biblia de una oración totalmente desesperada: "—¡Sí, creo, pero ayúdame a superar mi incredulidad!"
Esas palabras provienen de un padre que lo ha intentado todo para conseguir ayuda para su hijo, y no ha encontrado más que desánimo, decepción y amarga derrota. Incluso lo intentó con Dios: llevó a su hijo a ver a los discípulos de Jesús y no pudieron hacer nada por él.
Este padre está desesperado, y como padre, puedo ponerme totalmente en sus zapatos (o sandalias, o lo que sea que usaran). Si se tratara de uno de mis hijos, haría todo lo posible, y no me rendiría, incluso si pensara que la situación parece irremediable.
A este hombre no le queda mucha esperanza. Su tanque de fe está vacío, y él se está quedando sin combustible. Si Jesús no puede ayudar…
¿Alguna vez te has sentido así? Yo sí.
Pero este hombre comprende algo increíblemente importante: sin expectativa, sin fe, no hay esperanza. Así que se despoja de la falsa humildad y de la máscara de "buen creyente" y pide ayuda sin rodeos: "—¡Sí, creo, pero ayúdame a superar mi incredulidad!".
La última parte de un examen es la expectativa. Puedes llamarlo fe: es ese sentimiento de esperanza que debe formar parte de nuestras oraciones. No basta con creer que Dios es Dios; necesitamos creer que Él recompensa a quienes lo buscan diligentemente (ver Hebreos 11:6).
Puede que te sientas como el padre de la lectura de hoy, y si es así te digo lo mismo que Jesús le dice a este padre: "Para el que cree, todo es posible."
Henry Ford dijo: "Tanto si crees que puedes como si crees que no, tienes razón". Entonces, ¿cuál es tu expectativa? ¿Crees que Dios puede hacerlo (sin importar cuál sea la situación)? ¿O estás vacío, como este padre?
Si no tienes combustible, estás exhausto y tienes problemas para creer en Dios, ¡estás en el lugar correcto! No necesitas invocar la fe o reunir algunos pensamientos positivos falsos. En lugar de eso, pídele ayuda a Jesús, como hace este hombre.
Ahora, prepárate para una buena noticia: ya estás haciendo lo que Jesús les dice a Sus discípulos: ayunar y orar. Y ¿qué sucede cuando ayunamos y oramos con expectativa?
AVANZAMOS.
Escritura
Acerca de este Plan
¡No me gusta el ayuno! Seamos honestos; no hay nada divertido acerca de negarte las comidas que te gustan y el estilo de vida cómodo que llevas. Puede que no me guste el ayuno, pero amo los resultados. ¡El Ayuno de Daniel ha CAMBIADO MI VIDA! Si te comprometes con el ayuno y sigues este Plan, cambiará la tuya también. Hagamos espacio para Dios en este increíble viaje mientras ayunamos como Daniel.
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