El Profeta Daniel: Ejemplo De Consagración a DiosSample
1. Una vida de obediencia
Una vida consagrada se evidencia por el nivel de obediencia a Dios que manifiesta el creyente.
Qué es la obediencia a Dios
La obediencia a Dios se traduce en conformación de nuestra vida a la voluntad y preceptos de Dios expresados en su palabra.
Por otra parte, la obediencia es un aspecto vital de la vida de fe. La obediencia le da a la fe un sentido práctico, experiencial y dinámico. La fe sin obediencia a la voluntad revelada de Dios es una mera profesión verbal.
La obediencia bíblica no es mera observancia externa. La obediencia bíblica va más allá del simple recibir y cumplir órdenes. Se trata más bien de una aceptación voluntaria, gozosa y responsable de la voluntad de Dios y de la autoridad que por derecho legítimo Él tiene sobre nosotros.
Daniel: Un ejemplo de obediencia
La historia de Daniel ilustra algunos elementos clave de la obediencia. Daniel sabía que la ley de Dios prohibía comer cosas que habían sido ofrecidas a los ídolos. De modo que cuando el rey Nabucodonosor ordenó que la dieta que debían seguir Daniel y sus amigos, que incluía animales previamente sacrificado a los ídolos, armó una estrategia para evitar contaminarse con esa comida. Esa decisión implicaba poner en riesgo su vida. Pero Daniel pensó que era mejor obedecer al Señor y arriesgarse a la ira del rey, que desobedecer a Dios y satisfacer al gobernante. Así que Daniel resolvió no comer la comida del rey, y buscó la manera de honrar al Señor y acatar su ley.
Hay muchas cosas que ofrece este mundo que son opuestas a la voluntad de Dios, y el creyente necesita tener firmeza para mantenerse en obediencia a pesar de las inconveniencias y riesgos que, como en el caso de Daniel, puedan implicar.
Este evento también pone de manifiesto la fe de Daniel, que confío en que una dieta alimenticia que honrara a Dios, le daría mejor salud que una dieta que lo pusiera de desobediencia (Daniel 1: 11-15).
Una fe firme como la de Daniel no se materializa de la nada. A lo largo de su vida, él tomó decisiones pequeñas con fe, hasta que su compromiso con el camino de Dios fue habitual e inquebrantable. Lo mismo ocurre con nosotros: la fe crece a medida que damos más pasos de obediencia.
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Un ejemplo digno de imitar en consagración, obediencia y fidelidad a Dios es el profeta Daniel. Él se mantuvo en ejercicio durante el reinado de cuatro reyes, durante los cuales su fidelidad a Dios le gano en varias ocasiones poner su vida en peligro, pero nunca vaciló en sus convicciones. La historia de su vida es digna de imitar.
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