No Dudaré - Gabby ChacónUzorak
La duda es la vacilación o falta de determinación ante varias posibilidades de elección sobre creencias, noticias o hechos. La palabra, como tal, deriva del verbo dudar, que procede del latín dubitāre, que significa vacilar entre dos cosas.
Y aunque definitivamente en un sinfin de ocasiones dudar no nos favorece, esto tiene una raíz y una solución, e incluso un lado positivo, pues como tal, la duda es un instrumento de indagación y cuestionamiento que parte de la aceptación de un estado inicial de ignorancia para el abordaje de aquello sobre lo que nos interrogamos.
En este sentido, la duda es muy importante para determinar la validez de un conocimiento. Lo cual me lleva a pensar a la aplicación de este concepto en nuestra vida cristiana, como hijos de Dios, se basa literalmente en creer, todo lo contrario a la duda. Pero, para tener la capacidad de creer requiere de un proceso fundamental, y el primer paso es el saber, abrir nuestra mente y corazón al conocimiento, salir de la ignorancia, esto quiere decir que si dudamos de Dios también es porque no le conocemos lo suficiente, no solo porque de alguna forma es natural la duda, si no también porque esa duda natural la nutrimos con la falta de comunión y conocimiento de Él. Piensa, es lógico, es verdaderamente imposible confiar en lo que no conoces y es imposible agradar a quien no conoces.
Su palabra en Hebreos 11:6 TLA nos dice:
“Porque a Dios no le gusta que no confiemos en él. Para ser amigos de Dios, hay que creer que él existe y que sabe premiar a los que buscan su amistad.”
Él quiere ser tu amigo, busquemos Su amistad, ¡Wow! cuánta bondad de Dios en este versículo, él quiere bendecirnos todo el tiempo, por eso es necesario estar cerca de Él, de lo contrario el pecado y la culpa tienen más volumen en nosotros que Sus promesas y nos generan dudas de la bondad de Dios en nuestra vida.
Sveto Pismo
O ovom planu
No dudar de Dios y Su obra en nosotros es un desafío, las circunstancias de nuestra vida suelen absorbernos tanto que somos inconscientes de lo que podemos llegar a perder si no alimentamos nuestra fe. Y, no hay forma de hacerlo si no es conociendo al Señor.
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