Brillen Como EstrellasSample
Las estrellas de Dios animan a los demás
Me gustan mucho las palabras amables que me dicen otras personas. Las palabras amables curan mis heridas, me dan esperanza cuando mi día ha sido sombrío, restauran la confianza en mí mismo cuando estoy apabullado, me hacen sentir que soy valioso cuando me he sentido inútil.
Usted lo sabe, no se necesita ningún entrenamiento personal para recibir los elogios; en lo que sí podemos necesitar una mejoría es en la edificación de los demás. Poco a poco me voy dando cuenta de que una de las razones de mi existencia terrenal es ser un animador. Yo necesito su elogio, y usted necesita el mío.
San Pablo, que en una época fue perseguidor de los cristianos, en sus últimos años se convirtió en un reclutador magistral y animador de los demás. “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (Efesios 4:29).
¿Listo? Practiquemos: “¡Buen trabajo!” “Me encanta tu cabello”. “No te preocupes, lo lograrás la próxima vez” “¡Gran equipo!” “Gracias por todo lo que haces aquí”. De repente, usted se va a preguntar por qué tiene tantos amigos.Las estrellas de Dios animan a los demás
Me gustan mucho las palabras amables que me dicen otras personas. Las palabras amables curan mis heridas, me dan esperanza cuando mi día ha sido sombrío, restauran la confianza en mí mismo cuando estoy apabullado, me hacen sentir que soy valioso cuando me he sentido inútil.
Usted lo sabe, no se necesita ningún entrenamiento personal para recibir los elogios; en lo que sí podemos necesitar una mejoría es en la edificación de los demás. Poco a poco me voy dando cuenta de que una de las razones de mi existencia terrenal es ser un animador. Yo necesito su elogio, y usted necesita el mío.
San Pablo, que en una época fue perseguidor de los cristianos, en sus últimos años se convirtió en un reclutador magistral y animador de los demás. “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (Efesios 4:29).
¿Listo? Practiquemos: “¡Buen trabajo!” “Me encanta tu cabello”. “No te preocupes, lo lograrás la próxima vez” “¡Gran equipo!” “Gracias por todo lo que haces aquí”. De repente, usted se va a preguntar por qué tiene tantos amigos.
Me gustan mucho las palabras amables que me dicen otras personas. Las palabras amables curan mis heridas, me dan esperanza cuando mi día ha sido sombrío, restauran la confianza en mí mismo cuando estoy apabullado, me hacen sentir que soy valioso cuando me he sentido inútil.
Usted lo sabe, no se necesita ningún entrenamiento personal para recibir los elogios; en lo que sí podemos necesitar una mejoría es en la edificación de los demás. Poco a poco me voy dando cuenta de que una de las razones de mi existencia terrenal es ser un animador. Yo necesito su elogio, y usted necesita el mío.
San Pablo, que en una época fue perseguidor de los cristianos, en sus últimos años se convirtió en un reclutador magistral y animador de los demás. “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (Efesios 4:29).
¿Listo? Practiquemos: “¡Buen trabajo!” “Me encanta tu cabello”. “No te preocupes, lo lograrás la próxima vez” “¡Gran equipo!” “Gracias por todo lo que haces aquí”. De repente, usted se va a preguntar por qué tiene tantos amigos.Las estrellas de Dios animan a los demás
Me gustan mucho las palabras amables que me dicen otras personas. Las palabras amables curan mis heridas, me dan esperanza cuando mi día ha sido sombrío, restauran la confianza en mí mismo cuando estoy apabullado, me hacen sentir que soy valioso cuando me he sentido inútil.
Usted lo sabe, no se necesita ningún entrenamiento personal para recibir los elogios; en lo que sí podemos necesitar una mejoría es en la edificación de los demás. Poco a poco me voy dando cuenta de que una de las razones de mi existencia terrenal es ser un animador. Yo necesito su elogio, y usted necesita el mío.
San Pablo, que en una época fue perseguidor de los cristianos, en sus últimos años se convirtió en un reclutador magistral y animador de los demás. “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (Efesios 4:29).
¿Listo? Practiquemos: “¡Buen trabajo!” “Me encanta tu cabello”. “No te preocupes, lo lograrás la próxima vez” “¡Gran equipo!” “Gracias por todo lo que haces aquí”. De repente, usted se va a preguntar por qué tiene tantos amigos.
Scripture
About this Plan
Somos cristianos porque Dios nos escogió; decidió amarnos a pesar de nuestro pecado; envió a Jesús para vivir, morir, y resucitar, para nuestro perdón. Pertenecer a Dios implica cambio en nuestros caminos pecaminosos. Este plan de lectura le ayudará a hacer esos cambios en su comportamiento y en su vida, para que así brille como las estrellas.
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Nos gustaría agradecer a Time Of Grace por proveer este plan. Para más información, por favor visite: www.timegrace.org