Jehová Pensará en MíSample
Siempre abrazados por Dios
Cuando digo siempre es para enfatizar la gloriosa verdad de que los hijos de Dios estamos continuamente abrazados por el Padre. Esto es así porque nuestro Dios no va de un estado de ánimo al otro como ocurre con nosotros. Es decir, que nuestro Padre eterno siempre está en el “mood” de cuidarnos y protegernos. Sus brazos eternos nos rodean y cada uno de nosotros tenemos la bendición de ser el objeto de su amor perfecto.
Al hablar de nosotros como seres humanos, tenemos que aceptar que no siempre estamos en las de abrazar. Por tal o cual razón, nuestros sentimientos cambian y sale a la luz nuestra inconstancia. Y tal vez, por esa razón, pensamos que Dios también varía en sus sentimientos hacia nosotros y que unas veces nos quiere más que otras. Pero esa percepción es totalmente incorrecta.
El amor de Dios hacia sus hijos es eterno y lo es también su abrazo. Somos hijos amados y somos bendecidos al tener la presencia de Dios de continuo en nuestras vidas. Cuando el rey David pensó en esa realidad tan gloriosa, le dijo al Padre: “Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender" Sal. 139:5-6.
Es maravilloso sentir la presencia de Dios con nosotros, pero es mucho mejor saber que eso es así, independientemente de si lo sentimos o no. Poder decir a sabiendas, sin que nos quede ninguna duda, que siempre estamos siendo abrazados por nuestro Padre celestial, nos posiciona en un lugar de descanso y confianza.
Así lo experimentó el rey David, por lo que pudo decir con entera convicción: “Pero alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; en ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor" Sal. 5:11-12.
El estar abrazados por Dios nos hace sentir cuidados, protegidos, mimados. Él piensa en nosotros, sabe cuándo tenemos sed, cuándo nos hacen falta fuerzas, cuándo gemimos por un deseo del alma, cuándo nos sentimos solos. Por eso, amados, abracémosle nosotros también a Él con nuestra adoración, nuestro servicio y nuestra obediencia.
Digamos como la sunamita, en el libro de Cantares: “Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace" 2:6.
Espero que la lectura de este plan haya sido de gran bendición a tu vida. Puedes escribirme a la siguiente dirección.
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Agradecimiento especial a Jonathan Riddering por su colaboración en el arte gráfico.
Scripture
About this Plan
En este plan te invito a reflexionar en la gloriosa verdad de la presencia de Dios en cada uno de sus hijos. La vida, enmarcada en lo terrenal y lo temporal, en cierta manera nos aleja de lo celestial y eterno. Necesitamos asirnos de la verdad que nos ha sido revelada por el Dios del cielo en su Palabra y confiar en que su presencia es constante en nuestras vidas.
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