Encuentros DivinosSample
Corazones ardiendo
Hoy quiero preguntarte: ¿Cuándo fue la última vez que sentiste que tu corazón ardía por pasar tiempo con Jesús? ¿Cuándo te habló de manera poderosa a través de su palabra? Esos momentos en los que tienes la completa certeza de que Dios mismo te ha hablado, esos instantes en los que las lágrimas de gozo surgen porque reconoces a Jesús hablándote.
Al concluir nuestra serie de “encuentros divinos”, quiero compartir contigo una de mis historias favoritas sobre estos encuentros con Jesús, conocida como “el camino a Emaús”.
Jesús había sido crucificado, dejando a sus discípulos tristes y confundidos. El día de su resurrección, dos de ellos caminaban de Jerusalén a Emaús, conversando sobre los eventos recientes, probablemente con el corazón afligido. Mientras dialogaban, Jesús se les acerca y les pregunta qué discuten.
Me encanta esta imagen, pues Jesús siempre camina con nosotros y nos encuentra donde estamos. Lo sorprendente es que estos discípulos no lo reconocieron de inmediato.
Sin embargo, Jesús no se ofende, sino que continúa caminando con ellos hasta Emaús, compartiendo el evangelio a través de las Escrituras. Cuando parecía que iba a seguir su camino, ellos le ruegan que se quede. Jesús acepta, entra en su casa y cena con ellos. Este acto es un símbolo de intimidad y cercanía.
Y es en ese momento de intimidad, al partir el pan, cuando finalmente lo reconocen. Igual que con ellos, Jesús se acerca a nosotros y camina con nosotros. Pero depende de nosotros pedirle que se quede, que comparta la mesa con nosotros. Para ver a Jesús en nuestra vida, debemos entrar en una relación personal, íntima y amorosa con Él, y los resultados son maravillosos.
Tras reconocerlo, Jesús desaparece, pero ellos se dan cuenta del cambio en sus corazones, diciéndose: “¿Acaso no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?” .
Déjame preguntarte una vez más, ¿cuándo fue la última vez que tu corazón ardía por pasar tiempo con Jesús? Personalmente, recuerdo cada uno de estos momentos en su presencia, donde he sido incapaz de contener mis lágrimas de amor y gratitud por su presencia en mi vida. Hoy quiero invitarte a tener este tipo de encuentro con Jesús.
Oremos ahora y pidamos como aquellos discípulos, que Jesús se siente a nuestra mesa y nos llene de su presencia: "Señor, venimos ante ti con el anhelo de estar en tu presencia de tal forma que nuestros corazones ardan, que nuestras lágrimas caigan, y que nuestro ser no pueda hacer otra cosa que adorar. Te rogamos, Señor, quédate con nosotros, amén".
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About this Plan
Este plan de siete días te mostrará una serie de diálogos transformadores entre Jesús y algunos personajes bíblicos, dichas conversaciones producirán un cambio en tu vida porque te mostrarán la manera tan especial y restauradora en la que Jesús nos mira.
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